Microemprendimientos de la economía social
En esta oportunidad, presentamos dentro de nuestra serie MICROCOSTOS, una conceptualización sobre las prácticas económicas en que se desenvuelven los microemprendimientos.
Del texto:
GUÍA PARA EL MAPEO Y RELEVAMIENTO DE LA ECONOMÍA
POPULAR SOLIDARIA EN LATINOAMÉRICA Y CARIBE
Autores:
José Luis Coraggio
María Inés Arancibia
María Victoria Deux
Grupo Red de Economía Solidaria del Perú – GRESP
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Social Solidaria - RIPESS
Desde hace unos años, en varios países de América Latina y el Caribe se han llevado a cabo iniciativas orientadas a dimensionar y caracterizar la economía solidaria, realidad que, pese a su creciente importancia económica y social, no ha sido suficientemente mensurada, debido a la preeminencia que aún tienen, en el mundo académico y político, enfoques que postulan a la gran inversión como la única alternativa de crecimiento económico.
Bajo la forma de censos, mapeos o encuestas, tales iniciativas han sido impulsadas por movimientos sociales de economía solidaria que se han propuesto incidir en la esfera pública estatal para el reconocimiento y fomento de esta ráctica económica; así como por organismos gubernamentales específicamente constituidos para su promoción, en países donde los gobiernos han mostrado voluntad política de cambios en el ordenamiento económico, o de procesos de crecimiento con inclusión social.
En ambos casos, estos actores han enfrentado de esta manera el reto de producir conocimientos sobre las contribuciones y potencialidades de los emprendimientos de economía solidaria, a fin de propiciar que los tomadores de decisión política puedan distinguir su viabilidad como estrategia de desarrollo equitativo y sustentable, y los réditos de su expansión y fortalecimiento, dado el vasto segmento de beneficiarios potenciales.
En un contexto de crisis global, y de llamamientos de organismos supranacionales a actuaciones concertadas en la implementación de políticas nacionales e internacionales que estimulen la recuperación económica y la generación de empleo, resulta estratégico animar la adopción de nuevos parámetros del desarrollo, con un sentido más autónomo y humano, y demostrar que existen maneras diferentes de producir, distribuir, consumir, financiar, desarrollar tecnológicamente, y acumular…”
Partimos de la definición sustantiva de Economía propuesta en Coraggio (2009): “el sistema de instituciones, valores y prácticas que se da en una sociedad para definir, movilizar, distribuir y organizar capacidades y recursos a fin de resolver de la mejor manera posible las necesidades y deseos legítimos de todos sus miembros (reproducción ampliada de la vida de todas y todos, e intergeneracionalmente)”.
Dentro de esa definición amplia, caben diversos esquemas de análisis del sistema económico.
1. Economía Mixta – Sistema Económico Mixto
Es el conjunto de recursos, capacidades e instituciones con que cuenta la sociedad para organizar, a través de actividades más o menos interrelacionadas o más o menos segmentadas, el proceso de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo, realizado en y desde un territorio determinado, articulando diversas formas de organización: pública estatal o empresarial, privada empresarial, y popular, así como sus posibles formas combinadas, a fin de resolver, de manera más o menos justa, la provisión de medios materiales para la atención de las necesidades y deseos de sus miembros.
Todas nuestras economías son economías mixtas, y pueden ser analizadas como compuestas por tres subsistemas, lo que supone articulación e interdependencia interna, o sectores, es decir simplemente conjuntos agregados de organizaciones con características comunes. Cada subsistema o sector, resultante de la agregación/articulación de las unidades socioeconómicas existentes en el territorio, opera dando un mismo sentido principal a la aplicación de aquellas capacidades, recursos e instituciones. Como se anticipó, ellos son:
- El sector de Economía Popular, que abarca las unidades domésticas (hogares o comunidades) y sus extensiones (asociaciones, mutuales y cooperativas, redes de cooperación, representaciones, etc), orientadas por la reproducción de las vidas de sus miembros, grupos y comunidades particulares en las mejores condiciones a su alcance y con criterios que pauta su cultura.
- El sector de economía empresarial capitalista: las empresas orientadas por la acumulación (crecimiento y reinversión) privada del capital3 de sus propietarios y sus organizaciones de representación, con una lógica intrínseca extractivista con respecto a la naturaleza, y explotadora con respecto al trabajo ajeno.
- El sector de economía pública: las empresas públicas y las entidades jurídico-administrativas del Estado, orientadas por una combinación de necesidades sistémicas, muchas veces en contradicción: el bien común, la legitimación estratégica de un sistema injusto, la gobernabilidad que requiere el capital para funcionar.
Las tres lógicas sectoriales son reconstrucciones del sentido que no se manifiestan siempre de manera pura en sus actores concretos, pudiendo ser que una misma organización económica hibride más de una orientación, o que dos o más sentidos entren en conflicto dentro de la organización misma. Sin embargo, partimos de la comprobación empírica de que, enfrentados a cada organización singular, es posible definir cuál es la orientación predominante, a lo que se agrega la posibilidad de establecer el sentido objetivo de sus acciones, en parte determinado por su posición y funciones dentro del movimiento de conjunto de la economía.
Los tres sectores tienen diverso grado y formas de articulación interna. La economía pública es la más organizada, jerárquica y burocratizada. En otro extremo está la Economía Popular, con núcleos y redes de articulación parcial pero básicamente inorgánica, altamente heterogénea y fragmentada.
2. Economía Popular
Aunque en la elaboración del instrumento de relevamiento vamos a concentrarnos en los emprendimientos autogestionados, es importante tener presente que la Economía Popular es mucho más que esos emprendimientos.
La Economía Popular puede definirse como el conjunto de recursos, capacidades y actividades, de las instituciones que reglan la apropiación y disposición de esos recursos en la realización de actividades de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo realizadas por los trabajadores, sus unidades domésticas (familiares y comunales), y las organizaciones específicas que se dan por extensión para lograr tales fines (emprendimientos unipersonales y familiares, redes de ayuda mutua, juntas con fines de gestión económica, cooperativas, asociaciones diversas), organizando los procesos naturales y las capacidades humanas con el objetivo de reproducir su vida y fuerza de trabajo en las mejores condiciones posibles. Esta economía opera a través de: a) la producción para el autoconsumo individual o comunitario, b) el trabajo asalariado, c) la producción para la venta, obteniendo mediante estos dos últimos ingresos que a su vez permiten el acceso a los productos del trabajo de otros, y d) la obtención de donaciones de diverso tipo, transferencias monetarias y subsidios de costos y precios respecto a los valores de mercado.
En las sociedades latinoamericanas, este sector asume la carga fundamental de gestión de las condiciones para la reproducción de la fuerza de trabajo y de la población a través de:
- El trabajo no remunerado de autosustento y cuidado humano que se realiza en los hogares.
- El trabajo familiar de producción de bienes o servicios para el intercambio no monetario (en
redes de trueque, en la comunidad, entre vecinos, etc.)
- La venta de fuerza de trabajo asalariada en el sector público o privado, el trabajo autónomo, y otras formas de trabajo a cambio de ingresos monetarios o en especies (jornaleros, peones, etc.)
- El trabajo familiar de producción de bienes o servicios para el mercado a cambio de la obtención de ingresos.
- El trabajo asociativo y autogestionado desarrollado en organizaciones formales o informales (cooperativas y asociaciones de diverso tipo: de productores, de comercialización, de abastecimiento de medios de consumo o de insumos, de financiamiento, de servicios colectivos, etc.) para producir bienes o servicios para el autoconsumo, para el intercambio no monetario o para su venta en el mercado.
Todas esas formas de actividad económica son interdependientes. No se podría entender los precios a los cuales siguen vendiendo muchos de los productores populares si no se tuviera en cuenta el trabajo para autoconsumo que “subsidia” a la producción para el mercado.7 El mercado de la producción popular puede ser local, regional, nacional o exterior, y sus demandantes pueden ser otros miembros de la Economía Popular (del mismo o diverso nivel de ingresos), empresas de capital o públicas. Otro tanto ocurre con sus fuentes de abastecimiento.
La célula elemental de la Economía Popular es la unidad doméstica, entendida como un grupo de individuos, vinculados de manera sostenida, que son --de hecho o de derecho, por relaciones de parentesco, afinidad o contrato-- solidaria y cotidianamente responsables de la obtención y distribución de las condiciones materiales necesarias para la reproducción inmediata de todos sus miembros. Una unidad doméstica puede abarcar o articular uno o más hogares, entendiendo por “hogar” el grupo que comparte y utiliza en común recursos o un presupuesto para la alimentación, la vivienda y otros gastos básicos.
Las unidades domésticas son la base de la Economía Popular. Los emprendimientos que pueden ser analíticamente diferenciados como organizaciones mercantiles están subordinados al conjunto de recursos y capacidades y a la lógica de la UD, así como a sus criterios de cálculo económico y organización del trabajo familiar, antes que a la lógica y criterios propios de una empresa de capital.
Sin embargo, así como las empresas son la forma prototípica de organización básica de la Economía Empresarial Privada, es usual tomar como la correspondiente forma prototípica de organización de la Economía Popular a los Emprendimientos Socioeconómicos Populares autogestionados por sus trabajadores, sean comunitarios, asociativos, familiares o individuales -a veces llamados “microempresas”-, cuyos fines no son el lucro sino la obtención de medios para la reproducción digna de la vida de sus miembros.
Una aclaración importante. En este trabajo se utiliza el término “mercantil”, que indica que la actividad se organiza estando orientada por la venta en el mercado y las condiciones que ello exige del producto y su precio, donde básicamente rige la ley de la oferta y la demanda y hay indiferencia respecto a las cualidades de los contratantes.
Sin embargo, el término más general es el de producción para el intercambio, es decir, no para el autoconsumo, pudiendo darse bajo la forma de venta en el mercado ya indicada, o de comercio, donde los términos del intercambio no sólo están regidos por la ley de la oferta y la demanda, sino también por las características culturales o sociales de cada contratante, de sus procesos de producción –por ejemplo respecto al medioambiente-, así como de sus relaciones no económicas, como es el caso del Comercio Justo. Esto incluye situaciones combinadas, donde los precios de mercado fijan un valor de referencia, pero los precios y criterios de calidad exigida de los productos diferencian estas transacciones de las del mercado. Finalmente pueden estar orientadas
a otra forma de intercambio: el trueque.
3. Economía Solidaria
Entendemos por Economía Solidaria el sector de la economía que se rige interna y externamente por relaciones de cooperación, intercambio, financiamiento y consumo solidarios. La solidaridad puede ser democrática y simétrica, cuando se atiene a corresponsabilidades y una cultura compartida de derechos humanos, sociales e individuales, y de la naturaleza. O puede ser filantrópica y asimétrica, donde unos ayudan y otros reciben ayuda sin poder devolver y sin que sea de acuerdo a sus derechos sino a la buena voluntad o conveniencia del donante.
Por lo tanto, las formas solidarias varían y pueden abarcar, en forma usualmente híbrida, comportamientos de agencias del Estado, de empresas de capital o de UD populares y sus extensiones. Ni toda la Economía Popular es solidaria, ni faltan elementos de solidaridad en algunas empresas de capital. Y por otro lado el Estado aplica, o debe aplicar, el principio de redistribución de quienes más tienen a los que menos tienen, particularmente a través de un sistema fiscal progresivo y de la provisión de bienes públicos gratuitos o subsidiados.
4. Economía Social y Solidaria
Es el conjunto de recursos y actividades, y de instituciones y organizaciones que reglan, según principios de solidaridad (aplicados en varios niveles de relación) y autoridad legítima, la apropiación y disposición de recursos en la realización de actividades de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo digno y responsable, cuyo sentido no es el lucro sin límites sino la resolución de las necesidades de los trabajadores, sus familias y comunidades, y de la naturaleza. Su denominación como “social” indica que sus objetivos incluyen no sólo la producción y consumo o venta de bienes y servicios (“economía” a secas) sino la humanización de las relaciones sociales.
En otros términos, la Economía Social y Solidaria es el sistema económico en proceso de transformación progresiva que organiza los procesos de producción, distribución, circulación y consumo de bienes y servicios, de tal manera que estén aseguradas las bases materiales y relaciones sociales y con la naturaleza propias del Buen Vivir o del Vivir Bien.
Incluye:
- Los trabajadores de comunidades o los trabajadores libremente asociados.
- El Estado en sus funciones de redistribución (fisco, producción de bienes públicos), de dirección y coordinación económica o de regulación del principio de mercado.
- Segmentos de las organizaciones privadas con fines de lucro que realizan actividades de filantropía.
Éstos actúan dentro del marco de relaciones sociales solidarias intra e inter organizaciones, todos ellos tensionados por un proyecto de control social de la economía y de transformación de la sociedad de mercado en una sociedad solidaria con mercado.
En el mismo modo que la conformación de la economía mixta, el sector de Economía Solidaria, en cada país o contexto particular, se compone así de la agregación de los segmentos solidarios de esos tres subsectores: popular solidaria, pública solidaria, empresarial solidaria. Será un subsistema de la economía cuando se articule e integre con proyectos meso económicos a su vez articulados entre sí.
Existe asimismo un conjunto de organizaciones no gubernamentales, usualmente denominados “Tercer Sector”, cuyos fines no son el lucro ni la acción estatal, y cuyo sentido económico puede ser determinado a través del análisis pormenorizado de génesis y prácticas particulares, para ser así ubicados en algunos de los sectores o subsectores de la economía mixta. En particular, y a los fines de este relevamiento buscaremos identificar Entidades de Apoyo a la Economía Popular y Solidaria que prestan servicios de capacitación, formación, financiamiento, entre otros, a los emprendimientos familiares de la Economía
Popular y a las organizaciones socioeconómicas asociativas de la Economía Popular Solidaria. Tales organizaciones pueden estar vinculadas estratégicamente al sector empresarial capitalista, o al Estado, o a organizaciones populares comunitarias o asociativas, o a alianzas entre algunos de esos sectores.
5. Economía Popular Solidaria
La Economía Popular Solidaria es el conjunto de recursos, capacidades y actividades, y de instituciones que reglan, según principios de solidaridad, la apropiación y disposición de esos recursos en la realización de actividades de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo organizadas por los trabajadores y sus familias, mediante formas comunitarias o asociativas autogestionarias.
La EPS, entrecruzamiento tanto de la Economía Popular como del sector de Economía Solidaria, constituye una articulación de actores y recursos de la economía mixta (empresarial capitalista, pública y popular) en el que prima la racionalidad reproductiva a fin de asegurar corresponsablemente el sustento de todos los miembros de una sociedad.11 Una característica distintiva es la asociación libre o la preexistencia de comunidades, es decir un nivel secundario de solidaridad que excede al del grupo doméstico. En consecuencia, ni emprendimientos individuales ni familiares se incluyen en esta definición, a menos que estén asociados solidariamente con otros similares, por ejemplo: una red de abastecimiento conjunto de hogares o una de comercialización de pequeños productores. Los emprendimientos de la EPS pueden estar constituidos legalmente según las normas jurídicas vigentes, o bien ser informales para dichas leyes. Resumiendo, algunas de sus características son:
- Asociatividad: las unidades económicas son organizaciones colectivas que vinculan a más de una unidad doméstica.
- Pueden asumir diferentes formas jurídicas o no estar constituidas legalmente.
- Realizan actividades económicas de producción de bienes o prestación de servicios para el intercambio en el mercado o en redes de comercio justo. Muchas de ellas realizan las actividades en forma complementaria para uso o consumo final propio y/o de la comunidad a la que pertenecen.
- Su objetivo final es la resolución de necesidades propias o de la comunidad a la que pertenece, promoviendo el buen vivir de las personas involucradas, lo que es inseparable del respeto a la naturaleza y sus ciclos de regeneración.
- Simetría: sus integrantes mantienen relaciones horizontales y no establecen jerarquías entre patrones y empleados, ni entre propietarios y no propietarios.
- Cooperación: sus integrantes autogestionan y auto-organizan el trabajo, compartiendo responsabilidades y acordando algún tipo de división de tareas.
- Participación: la organización contempla distintos grados de participación en la división del trabajo, en la reinversión consensuada o la redistribución interna de excedentes si los hubiera, en la información y toma de decisiones y en la propiedad.
El sector de la Economía Popular Solidaria (EPS) está integrado por organizaciones socioeconómicas asociativas y sus formas de integración, que están orientadas a actividades productivas, comercializadoras, financieras, de abastecimiento y consumo, y de desarrollo tecnológico.
Dentro de las organizaciones socioeconómicas asociativas se encuentran:
- Entidades asociativas de productores, consumidores o usuarios de servicios que se agrupan para gestionar conjuntamente recursos, desarrollar procesos de trabajo conjunto en la producción de bienes o servicios transables para el mercado, abastecerse de insumos, comercializar u obtener financiamiento juntos, y otras actividades funcionales para la producción y venta de bienes y servicios.
- Sector financiero popular y solidario: Cooperativas de Ahorro y Crédito, Cajas de Ahorro, Cajas y Bancos Comunales, Mutualistas, dedicadas a la captación de ahorros y otorgamiento de préstamos sin fines de lucro.
Las organizaciones de integración, conformadas a partir de la asociación formal o informal de múltiples organizaciones socioeconómicas, para la representación y el servicio colectivo, comprenden:
- Entidades de representación: uniones, federaciones, confederaciones, asociaciones de segundo grado, dedicadas a la interlocución política y, eventualmente, a la provisión de servicios a sus asociados.
- Redes de intercambios diversos: de consumidores, de información sobre oportunidades de venta, de información sobre precios de compra de medios de vida, etc.
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