Nota de Nora Bär publicada en La Nación el 1 de mayo de 2016.
Un matemático argentino programa
el fútbol de Chile
Junto con colegas de ese país, aplica técnicas computacionales para diseñar
el fixture; el desarrollo llegó a la final de una importante competencia
internacional
NORA BÄR
Como miles de chicos argentinos, Guillermo
Durán pasó muchas tardes pateando una pelota mientras soñaba con ser jugador de
fútbol. "A veces creo que me dediqué a la matemática porque no tuve nivel
para jugar al fútbol en primera", confiesa el actual director del
Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Por eso, cuando hace alrededor de una década
la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile recurrió al Departamento
de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, con el que Durán estaba
colaborando, para pedirles a los científicos que aplicaran técnicas
computacionales al calendario del torneo de primera división de ese país, no
dudó de que se le presentaba la oportunidad de su vida: unir sus dos pasiones,
el fútbol y la ciencia.
Desde entonces, junto con el profesor Andrés
Weintraub, uno de los académicos más prestigiosos del país trasandino,
programan "científicamente" las tres ligas profesionales y las
juveniles de ese país, y el campeonato de básquet argentino. A todo esto se
agregaron las eliminatorias latinoamericanas para el Mundial de Rusia 2018.
Es más, tal como informó
recientemente Gabriel Rocca en el sitionexciencia.exactas.uba.ar, la excelencia de
este desarrollo les valió la nominación como finalistas en lo que se considera
el Nobel de la "investigación operativa", el "Premio Franz
Edelman".
"Todo surgió a partir de una charla que
dio George Nemhauser, una personalidad en este campo, a tal punto que nosotros
estudiamos en sus libros -cuenta Durán-. En ese momento, él estaba programando
la liga de beisbol de los Estados Unidos. Gente de la Asociación del Fútbol
chilena leyó una entrevista que le hizo El Mercurio y nos contactó para ver si
podíamos mejorar la programación de su torneo. Desde 2005, programamos la liga
de primera con estos métodos; en 2007 se decidió incorporar la segunda; en
2013, la tercera y luego los juveniles."
Toma
de decisiones
Según explica Durán, el uso de técnicas
computacionales para la toma de decisiones ofrece ventajas cuantitativas y
cualitativas.
"Con este sistema -ilustra-, si un
equipo del norte de Chile tiene que jugar dos partidos seguidos en el Sur, los
juega un domingo y un miércoles. Así, no vuelve a su casa y se ahorra un viaje.
Además, se pueden programar torneos más equitativos y teniendo en cuenta
necesidades de los clubes. Por ejemplo, cuando la Universidad Católica, que
tiene un estadio muy bonito en Santiago, lo alquila para un recital, nosotros
los hacemos jugar de visitantes."
A propósito de los perjuicios que puede
acarrear jugar en un campo que no está en buenas condiciones, Durán recuerda
que, hace unos diez años, un delantero muy conocido que intervenía en la
selección argentina, Lucho Figueroa, se lesionó la rodilla por jugar en el
Monumental, que en ese momento tenía el piso deteriorado porque dos días antes
había habido un recital. En la programación de Durán y colegas, River hubiera
jugado esa fecha de visitante y su campo hubiera tenido unos diez días para
recuperar el césped.
"Cuando me preguntan cuánto vale lo que
hacemos -dice el matemático-, yo contesto: ¿cuánto valía en ese momento la
rodilla de Lucho Figueroa? Hay problemas que podrían evitarse con mejores
programaciones."
Los investigadores también toman en cuenta
otros aspectos que tienen que ver con el atractivo del torneo. Durante el
verano, tratan de que los equipos grandes juegen en localidades turísticas,
como Viña del Mar, lo que acrecienta el interés por visitar la ciudad. También,
que los partidos importantes se disputen en las últimas fechas del torneo, las
más apasionantes para el público.
"Todos esos parámetros son incorporados
en lo que nosotros llamamos la «función objetivo» del problema -explica el
científico-, que desde el punto de vista matemático es bastante difícil de
resolver. Nosotros lo que hacemos es modelarlo matemáticamente y después se lo
«entregamos» a un software [Solver] computacional para que lo resuelva. Pero no
es cuestión de quedarse de brazos cruzados, porque puede tardar tres meses. Hay
que «meterle cabeza» al problema, mejorar la formulación matemática para poder
resolver más rápido. No podemos decirle a la Asociación de Fútbol «espérennos
tres meses que les damos una respuesta». "
Un
problema nada sencillo
Eso, precisamente, fue lo que les pasó al
principio: se inquietaron porque vieron que el Solver no podía resolver. Sin
embargo, haciendo buena matemática lograron disminuir el tiempo de
procesamiento de tres meses a 45 minutos o una hora.
"Lo que sucede es que muchas veces
tenemos que hacer 50 «corridas» -subraya Durán-. Es un ida y vuelta: uno
entrega una formulación , el programa te devuelve una solución que no te
conforma, entonces hay que retocarla... Si cada una tardara un mes..."
Pero la investigación operativa no se aplica
solamente al deporte. El equipo de Durán también la utilizó en la Argentina
para proyectos de simulación de tránsito en La Matanza, recolección de residuos
en Morón, Bariloche, Salta y Tucumán, y seguridad del aeropuerto de Ezeiza.
Para el investigador, por otro lado, la
importancia de estas iniciativas no sólo está en su uso práctico, sino también
en su valor para el desarrollo de recursos humanos. "Desde la universidad,
lo que nos interesa es que estos desarrollos sean innovadores -agrega-. Si no,
los haría una consultora, que lo que quiere es resolverlos rápido y pasar a
otro problema. A nosotros, al revés, nos interesan los problemas complejos
porque nos permiten publicar papers científicos."
Según Verónica Becher, investigadora del
Conicet y docente del Departamento de Computación de la FCEN, "El equipo
de Durán tiene una vasta experiencia en la modelización de problemas reales
mediante técnicas de optimización de la investigación operativa. El propósito
de esta competencia es reconocer ejemplos significativos de esta disciplina en
la vida práctica. Quedar finalista en este premio, que distingue trabajos del
mundo entero en los que se combinan la matemática, la computación, la
ingeniería, y, me permito decir, el arte de desarrollar modelos matemáticos, es
en sí mismo un reconocimiento enorme."
En el
podio
El trabajo de Durán y colegas fue
seleccionado como finalista del premio Franz Edelman 2016, al que se presentan
anualmente alrededor de 30 desarrollos entre los cuales se eligen 12
finalistas. Cada uno de estos equipos son entrevistados un par de horas por
Skype y quedan seis finalistas. El 11 de abril todos ellos debieron competir en
la ciudad de Orlando, Estados Unidos.
"Nos preparamos durante dos meses para
hacer una presentación de 40 minutos -cuenta Durán-. No ganamos (el premio
mayor se lo llevó la compañía UPS de reparto de paquetes postales). Pero lo
interesante es que competimos contra cinco proyectos norteamericanos. Fuimos
los únicos de afuera de los Estados Unidos. Nos volvimos con la sensación de
que causamos muy buena impresión. Recibimos muchas felicitaciones y pudimos
mostrar que en América latina se hace ciencia de calidad. Fue una experiencia
única, muy motivante."