A continuación reproducimos otra nota de Sebastián Campanario para La Nación, publicada el pasado
19/06/2016
Fútbol, pasión de multitudes
(economistas incluidos)
Cada vez hay más estudios académicos sobre el deporte y los números que
mueve a su alrededor; una conclusión a la que se llegó: no necesariamente
van de la mano la eficiencia económica y la eficacia deportiva
“Es muy difícil ser un experto en un tema que
todos entienden. Y tal vez sea más complicado aún ser un especialista en un
tema que todos creen que entienden. En ese aspecto, no envidio a los directores
técnicos de fútbol, pero ser un economista no es algo muy distinto", dijo
una vez Franklin Fisher, economista y profesor del MIT.
En estos días de furor por la Copa América,
de crisis en la AFA y de discusiones intensas por la Super Liga, la economía
busca acercarse al debate sobre el deporte más popular desde distintos ángulos.
El fútbol es pasión de multitudes, economistas incluidos: en 2016 fue la
temática que más creció en journals ypapers publicados, según un informe distribuido días atrás en el Congreso
Iberoamericano de Economía del Deporte, que se hizo en España.
En la actualidad hay tres publicaciones
académicas especializadas que se disputan las investigaciones entre sí: el
Journal of Sport Economics, el Journal of Sports Economics and Finance y el
Journal of Sports Economics and Management.
"Y las internas entre los tres son
tremendas", cuenta el economista argentino Ariel Coremberg, experto en
temas de productividad, quien asistió al congreso europeo a exponer sobre la
economía del fútbol en la Argentina. Coremberg, que dirige desde la UBA el
capítulo argentino del Arklems, una iniciativa de Harvard que busca identificar
las fuentes del crecimiento económico, tuvo un acercamiento al futbol azaroso:
"Soy cero futbolero, hincha de Boca, pero ni sé cuándo juega. Pero a fines
de 2014 llegó un pedido de la AFA a la Facultad de Ciencias Económicas de la
UBA para medir el impacto del fútbol y ahí me metí de lleno en el tema",
cuenta a LA NACION. El trabajo resultante fue firmado junto a Marisa Wierny
(hoy en Cuentas Nacionales) y Juan Sanguinetti (hoy en el gabinete económico de
María Eugenia Vidal).
Entre otras conclusiones, el informe
destacaba que por cada peso generado en forma directa por el fútbol en el país
(por venta de entradas) se producen 4 pesos en productos asociados (TV, radio,
publicidad, venta de indumentaria, etcétera). Las conclusiones derribaron un
par de mitos: los clubes no "viven" de la TV ni de la venta de
jugadores, sino que el aporte principal proviene de las entradas que pagan los
socios.
"Todo el producto del fútbol argentino
en un año no llega al 60% de lo que vende YPF, y la facturación de un club
grande equivale a las ventas de una o dos bocas de supermercado", pone en
perspectiva Coremberg. "El fútbol tiene un impacto social, cultural y
mediático mucho más grande que el económico. Y esto sucede en otros países
también; por ejemplo en Alemania el aporte de todos los deportes no llega al 3%
del PBI", dice.
El hecho de que la Argentina encabece el
ranking FIFA y tenga una buena actuación en la Copa América no es
contradictorio con una AFA quebrada y clubes sobreendeudados, afirma Coremberg.
"Una de las principales conclusiones recientes de la economía del deporte
es que no hay necesariamente una correspondencia entre eficiencia económica y
eficacia deportiva. Las administraciones de los clubes tienden a maximizar la
eficacia deportiva, y todo el tiempo surgen problemas de «riesgo moral», porque
los clubes no quiebran, y por eso hay incentivos a contratar jugadores y
técnicos carísimos a riesgo de poner en peligro las finanzas del club",
dice el director del capítulo argentino de Arklems.
Coremberg también visitó Barcelona, donde en
la sede del club donde juega Messi se hizo otra jornada sobre una "Mirada
Económica al Futuro del Fútbol". Allí conversó con Simon Kuper, el
periodista deportivo del Financial Timesque escribió junto al economista Stefan
Szymanski el libro Soccernomics, hasta ahora la principal referencia de
divulgación masiva en el tema. Szymanski publicó semanas atrás un comentario en
el sitio Vox donde analiza los casos de dominio abrumador en el fútbol, como
son los del Real Madrid y el Barcelona; el del club Havnar Bóltfelag en las
islas Faroe, o el del Celtic escocés, que tiene el récord de
"concentración": ganó casi la mitad de los títulos disputados en la
liga escocesa. Szymansky concluye que estos casos de dominio no están asociados
necesariamente a prácticas monopólicas o de baja competencia, sino todo lo
contrario. Se basa en trabajos teóricos de John Sutton, quien estudió en
profundidad el mercado de bebidas gaseosas, donde los líderes siguen gastando
fortunas en publicidad para mantener su posición dominante.
"Es muy interesante el análisis
económico de esta discusión, que se basa bastante en la teoría de los juegos, y
muy relevante para la polémica de la Super Liga", cuenta Coremberg. En un
extremo, el éxito de los equipos grandes y populares maximiza el ingreso
económico; por el otro, si siempre ganan los mismos el torneo se vuelve
previsible y pierde interés. Los economistas que se reunieron en el Congreso
Iberoamericano discutieron sobre este tema y analizaron los esquemas que se
usan en la NBA y en la NFL, las ligas de básquet y de futbol americano de los
Estados Unidos.
La economía del fútbol acumula centenares de
trabajos. Los más conocidos son los estudios sobre penales, que saltaron a la
fama con Freaknomics de Leavitt y Dubner, y tienen como máxima autoridad
académica al español Ignacio Palacios-Huerta, profesor de la London School of
Economics, quien descubrió que los equipos que comienzan pateando en la serie
de penales poseen un 20% más de chances de ganar que quienes lo hacen en
segundo término, por la presión extra que implica "empatar" cuando
los otros convirtieron.
El argentino Martín Rossi encontró
variaciones significativas en la tasa de delitos en Uruguay cuando juega la
selección de ese país o cuando hay un clásico Peñarol-Nacional, y otro economista
local, Sebastián Sahiegh, cofirmó un paper que verificó que en Europa los jugadores que
vienen de naciones más violentas (castigadas con guerras civiles) son más
propensos a recibir tarjetas amarillas y rojas. En el otro extremo, el sitio
FiveThirtyEight, del estadístico estrella Nate Silver, realizó un extenso
trabajo numérico para verificar si los jugadores de la selección de EE.UU.
simulaban menos faltas, y con ello tenían una leve desventaja frente a sus
rivales. Esta hipótesis de la "honestidad" de los jugadores
estadounidenses, que se había planteado en un artículo del New York Times,
resultó desacreditada por el análisis estadístico.
El fútbol entró de lleno en la agenda de los
economistas hace más de 10 años, por dos canales o motivos principales. En
primer término porque se convirtió en una industria multimillonaria que comenzó
a demandar expertise económico para maximizar beneficios, lo cual
hizo que se crearan consultoras, centros de estudio y posgrados especializados
en la gestión de este campo. Por el otro, al ser un ámbito en el cual hay tanta
estadística, los economistas del comportamiento comenzaron a utilizar los
partidos como "experimentos naturales" para evaluar sesgos de
conducta en jugadores, árbitros y directores técnicos. En estos días de pasión
por el deporte más convocante, los economistas también entran a la cancha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario