En muchas ocasiones, en la práctica, nos encontramos frente a problemas en los que hay varios criterios u objetivos, que muchas veces están en conflicto entre sí. Pero además puede que no estén claramente definidos, al igual que las alternativas y las restricciones, o bien no se encuentren valorizados en términos numéricos sino a través de juicios de valor. Adicionalmente, la solución del problema generalmente está a cargo de varias personas, cada una con un punto de vista propio que puede estar en conflicto con los de los demás.
En estos casos se dice que el decisor actúa con racionalidad limitada, buscando la alternativa que satisfaga en forma suficiente sus necesidades. Las metodologías de apoyo multicriterio nacieron como respuesta a estas problemáticas, tratando de objetivar los puntos de vista subjetivos.
En forma sintética, un proceso de decisión multicriterio discreta se compone de:
1. El decisor (un individuo o un grupo de personas)
2. El analista, encargado de modelizar el problema
3. El conjunto de elección, finito, en el que las alternativas se suponen diferentes, exhaustivas y excluyentes.
4. Atributos o criterios, que son los que permitirán seleccionar una de las alternativas.
Existen muchas herramientas de DMD, que por razones de alcance del trabajo no es posible abordar. La más simple es el método de ponderación lineal, que indica que los criterios deben ponderarse, es decir, se debe otorgar un puntaje a cada criterio que sea coherente con la apreciación del decisor en cuanto a su importancia. Luego, se debe evaluar el grado de cumplimiento de cada criterio por cada alternativa. Finalmente, el valor final de cada alternativa será la sumatoria de los productos entre los valores de cada criterio por su grado de cumplimiento por la alternativa. La opción con mayor puntaje es la que se recomienda como la mejor o la que mejor satisface las necesidades.
Publicado en el artículo Métodos Cuantitativos para la Gestión, en http://www.mundocostos.com.ar/