viernes, 3 de marzo de 2017

Nueva plantilla mundocostos

Hemos incorporado a nuestra página www.mundocostos.com.ar una plantilla en formato Excel con aplicaciones de Análisis Marginal.

En la misma encontrarán:


  • Determinación de punto de equilibrio físico


  • Determinación de punto de equilibrio monetario
  • Planificación de resultados
  • Cálculo del margen de seguridad





  • domingo, 12 de febrero de 2017

    Modelos de programación matemática

    Los modelos de programación matemática son de tipo prescriptivo, ya que tienen como objetivo encontrar un valor óptimo (máximo o mínimo) de una función objetivo. La función es conocida y cierta, y las variables independientes son conocidas por el decisor y la vez pueden estar sujetas a un conjunto de restricciones.
    Los modelos de programación matemática pueden o no ser de tipo lineal, dependiendo de la función objetivo y las restricciones.

    Tienen tres componentes básicos:
    1. Objetivo: máximo o mínimo
    2. Variables de decisión: controlable por el decisor
    3. Restricciones, que condicionan a los resultados.


    Programación lineal

    El modelo de programación lineal sirve para resolver problemas de asignación de recursos escasos. Un caso típico es el de determinar mezclas óptimas de productos que conlleven a contribuciones máximas, aunque también se presentan situaciones de aplicación a casos financieros, de inversión, de producción, de inventarios, de logística o de transportes.

    Para resolver problemas que tiene más de variables de decisión, deberá aplicarse algún algoritmo de resolución. Para ello existen diversos software, comenzando por el común Microsoft Excel., que posee un complemento denominado Solver, especialmente diseñado para resolver problemas de optimización. Pero a medida que los problemas tienen más variables de decisión y más restricciones se requiere el uso de softwares más potentes, los cuales están disponibles para su adquisición

    Un caso especial dentro de la Programación Lineal es la Programación Entera, en la que las variables de decisión deben asumir valores enteros.
    Siguiendo con el ejemplo anterior, un caso típico lo constituye el de mezcla de productos con unidades de productos enteras. Para nombrar por ejemplo el caso de un modelo de programación lineal que arroja determina construir 2,75 edificios y 6,25 casas, la magnitud de los resultados financieros y de los recursos comprometidos impondrá la necesidad de lograr la solución óptima entera.
    Otro importante uso es el de elección de opciones alternativas, para los cuales se emplean variables auxiliares binarias (0 o 1) que actúan con condiciones lógicas, ligándolas a variables de solución, de tal modo que si las variable binaria adquiere el valor cero la variable de decisión también lo haga, y de ese modo evitar soluciones inconsistentes. Por ejemplo supongamos el caso de costos fijos directos a cada producto; estos costos fijos aparecerán en la solución si el producto es fabricado (variable binaria 1) o viceversa.

    Programación no lineal

    Sin embargo, con frecuencia nos encontramos con problemas para los cuales las funciones no son lineales.
    De acuerdo con Ercole, algunos de los supuestos que no se cumplen y determinan problemas no lineales son:
    1. Aditividad. La suma de las contribuciones de algunas variables no determina el resultado. Por ejemplo cuando se unen substancia químicas, la suma de ,los volúmenes no necesariamente es igual al volumen de las dos substancias
    2. Proporcionalidad. La función objetivo no es proporcional a los valores unitarios de las variables. Por ejemplo cuando demasiados operarios son asignados para realizar una tarea el rendimiento de cada trabajador puede disminuir, en lugar de mantenerse constante.
    Es decir, diferentes tipos de relaciones (económicas, físicas, estructurales, etc.) pueden dar lugar a la aparición de características de no linealidad en un modelo.


    Programación por metas y objetivos

    La programación por metas y objetivos trata problemas en los que hay más de una función objetivo. Si bien se trata de funciones lineales, como no es posible satisfacer a todas, lo que se busca es establecer el conjunto de soluciones eficientes o Pareto óptimas.

    Como ejemplo sencillo podemos citar el caso anterior, pero agregando como objetivo que se minimice la contaminación ambiental (contando con los datos contaminación producida por cada unidad de producto). En este caso, y suponiendo que la contaminación es mayor en el producto de mejor contribución, el decisor deberá emplear algún mecanismo que le permita seleccionar la alternativa que mejor satisfaga el conjunto de funciones objetivos, dado que la optimización simultánea de todos estos es usualmente imposible.
    Bibliografía

    ERCOLE, Raúl; ALBERTO, Catalina y CARIGNANO, Claudia. “Métodos Cuantitativos para la Gestión”. Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 2007.

    miércoles, 18 de enero de 2017

    Los errores y las decisiones



    Nota de Sebastián Campanario publicada en el diario La Nación el día 10/7/2016. En nuestro artículo

    anterior hablábamos acerca de las decisiones multicriterio. Aquí el autor pone el foco en los sesgos

    a la hora de decidir.


    Tal vez los errores no sean tan malos

    como se cree

    Desde su origen, a principios de los 70, la economía del comportamiento tiene
    catalogados 165 sesgos que hacen que nos apartemos de la racionalidad muy
    seguido
    Sebastián Campanario LA NACIÓN


    Desde que tuvo su origen, a principios de la década del 70 hasta hoy, la economía
    del comportamiento (la cruza entre economía y psicología) ya tiene categorizados 165 sesgos o errores conductuales, que hacen que nos apartemos de la racionalidad más seguido de lo que creemos. Algunos son muy conocidos y estudiados, como el exceso de confianza, el sesgo de confirmación (atendemos sólo aquellos aspectos que confirman la postura que ya teníamos) o la aversión a perder. Otros son más raros, recientes y menos analizados, como el "sesgo de lengua materna" (algunos estudios confirman que el uso de una lengua extranjera minimiza los sesgos cognitivos a la hora de tomar decisiones, porque proporciona una mayor distancia cognitiva y emocional que la lengua nativa) o la "preferencia rítmica" (se demostró que los sonidos rítmicos son evaluados como más bellos, importantes e incluso "verdaderos" que aquellos que son arrítmicos).

    En un extremo de la simplificación y la racionalidad, los manuales clásicos de economía suelen apelar a la figura de Robinson Crusoe, quien pasó 28 años solo en una isla, para explicar modelos de maximización de la utilidad para productores y consumidores. ¿Por qué este apego de los economistas al personaje de la novela de Daniel Defoe? En la última entrega de los premios Milton Friedman, el economista Pablo Mira arriesgó una hipótesis en su monólogo humorístico: "Robinson Crusoe es el individuo racional representativo, muy criticado. Pero yo creo que lo usamos porque nos vemos reflejados nosotros, los economistas. El tipo está solo, sucio y con una alta tasa de masturbación; busca recursos de manera desesperada y cuando encuentra a alguien (Viernes), lo hace laburar para él".

    Mira es profesor de la materia Macroeconomía II de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Hace años viene concentrándose en el estudio de la economía del comportamiento y acaba de publicar el libro Economía al diván (Miño y Dávila), en el que aplica este enfoque conductual a la agenda de desempleo, inflación y crisis, con un foco particular sobre la realidad argentina.

    ¿Qué hay de nuevo en materia de economía comportamental? Mira cree que lo más interesante y novedoso tiene que ver con una percepción que comenzó en los márgenes de esta rama alternativa y se fue extendiendo en los últimos meses: la idea de que los sesgos y errores, después de todo, tal vez no sean tan malos. Esto es, que cualquier intento por corregirlos (como venía sugiriendo hasta ahora la literatura) sufre de limitaciones severas y hasta puede terminar resultando perjudicial para los agentes a los que se pretende "cambiar para bien".

    Para empezar, los 165 sesgos listados hasta ahora parecen demasiados: completan una suerte de enciclopedia de fallas que nos hace quedar bastante mal, siendo que nos consideramos la especie más inteligente. "Varios se han preguntado cómo es posible que hayamos ganado la carrera evolutiva con tanto sesgo a cuestas. Jason Collins, un economista australiano que estudia los vínculos entre economía y evolución, no cree que debamos insistir en querer «corregir» estos supuestos errores. Al contrario, debemos reconocerlos como el conjunto natural de capacidades que nos dejó la evolución, y que a veces nos sirven y a veces no", explica Mira.

    Gerd Gigerenzer, un psicólogo alemán especializado en estos temas, va más allá y plantea que lo que para la teoría racionalista es un "pifie", pudo en realidad ser un gran acierto para nuestro éxito evolutivo. Para él, los atajos intuitivos son muchas veces una mejor solución que una interminable evaluación de complejas alternativas como las que nos tienen acostumbrados los modelos económicos tradicionales.

    Otro que descarta la eliminación pura y llana de los sesgos y, en cambio, plantea que los usemos para nuestro beneficio es Paul Bloom, un cientista cognitivo canadiense suficientemente incorrecto como para decir que, en determinadas circunstancias, la empatía puede ser nociva y el prejuicio, conveniente. "Lo cierto es que estas emociones humanas han sobrevivido con nosotros, y por algo debe ser. El prejuicio, por ejemplo, nos permite categorizar y nos ayuda a hacer conjeturas útiles", explica Mira, que, junto a otro economista y profesor de la UBA, Gerardo Rovner, conduce el programa de radio Dos tipos de Cambio.

    El prejuicio nos viene más "cableado" (desde el punto de vista neuronal) de lo que nos gustaría reconocer: los bebes prefieren a los muñecos que tienen sus mismos gustos e incluso prefieren a los muñecos que castigan a los muñecos que no tienen sus mismos gustos. "Es cierto que el prejuicio trae consigo muchos males, como el racismo y la intolerancia. Pero no podemos erradicarlo sin más", sigue Mira. Las nuevas investigaciones sobre sesgos parecen encaminarse a concluir que su corrección lisa y llana puede ser inútil. Que es hora de reconocerlos como parte de nuestra humanidad y de usar técnicas inteligentes para usarlos a nuestro favor.

    Economía al diván discurre sobre las últimas novedades y debates en economía del comportamiento, pero ataca en especial al que se considera el "eslabón perdido" en esta materia: el de la relación entre los estudios de sesgos, que pertenecen al mundo de las conductas individuales (la "micro") y la macroeconomía y las políticas públicas. A nivel global, lo más elaborado es la agenda "Nudge", en alusión al libro de Cass Sunstein y Richard Thaler, que postula que "pequeños incentivos" pueden redundar en cambios sociales a gran escala sin poner en riesgo las libertades individuales. A nivel local, los economistas Martín Tetaz, Victoria Giarrizzo, Daniel Aromi y Lucio Castro, entre otros, vienen estudiando distintos aspectos de esta agenda.

    El libro está escrito en un lenguaje simple, sin tecnicismos, y no "se casa" con la economía del comportamiento ni se vuelve una defensa cerrada de esta vertiente. Desde este punto de vista es un ensayo crítico. "El homo economicus es fácil de criticar -dice Mira-, pero el supuesto de racionalidad también tiene sus virtudes: se trata de una hipótesis simple y con enormes posibilidades como herramienta analítica. Además, si abandonamos al homo economicus, ¿qué ponemos en su lugar? Porque, si bien la economía del comportamiento estableció sobre la base de cientos de experimentos que no somos racionales, tampoco logró definir qué tipo de comportamiento debemos asumir para los individuos." El autor cree que el gran candidato para ordenar las decenas de anomalías y dar un marco conceptual donde se pueda establecer cuáles de ellas son relevantes para la macro es la psicología evolucionista. Los monos de la isla de Robinson Crusoe no podrían haber estado más de acuerdo.