martes, 22 de diciembre de 2015
El planeamiento en la Gestión Empresaria (II)
Continuamos analizando el proceso de presupuestación. En esta oportunidad extraemos de los autores Lavolpe, Capasso y Smolje, algunas consideraciones acerca de metodologías de presupuestación y valuación de rubros.
METODOLOGÍAS DE PRESUPUESTACIÓN
Los autores Antonio Lavolpe, Carmelo Capasso y Alejandro Smolje, en su obra "Presupuestos y Gestión" hacen referencia a las diferentes metodologías que pueden emplearse para la elaboración del presupuesto económico de una empresa.
Entre las principales, se encuentran el presupuesto incremental, el presupuesto incremental con cursos alternativos, el presupuesto base cero, el presupuesto por actividades y el presupuesto por programas.
El presupuesto incremental es el que se realiza partiendo de los resultados obtenidos en el ejercicio anterior, realizando modificaciones en función de cambios conocidos a producirse en determinadas variables. Es la técnica más sencilla, y suelen participar en el proceso de elaboración todos los sectores que componen la empresa. Al no revisarse procesos, se corre el riesgo de trasladar infeciencias y errores.
El presupuesto incremental con cursos alternativos adiciona, al anterior, el análisis de alternativas posibles que modifiquen los niveles de actividad. Al hacerlo, se deben tener en cuenta las variaciones que se producirían en toda la organización como consecuencia de elegir una u otra alternativa.
Agrega algo más de complejidad al método incremental.
El presupuesto base cero se realiza considerando a cada variable como si la actividad recién empezara, es decir, sin tener en cuenta al pasado. Los responsables de cada sector deben presupuestar sus actividades analizando desde cero los procesos a su cargo, para lo cual deben determinar sus objetivos, las actividades necesarias para alcanzarlos, cursos de acción alternativos y las cantidades de recursos necesarios.
La dirección de la empresa, o los órganos encargados de coordinar el proceso de presupuestación analizan toda la información recibida, y eligen entre los cursos de acción propuestos, armonizando objetivos sectoriales con los de la organización.
Tiene como ventajas su carácter integrador, y el hecho de obligar a repensar cada operación, pero supone un considerable esfuerzo en su realización.
El presupuesto por actividades lo realizan aquellas organizaciones que han implementado el costeo basado en actividades y han decidido trabajar con costos predeterminados. En realidad, para su realización se emplea alguna de las metodologías anteriores, solo que la unidad de análisis es la actividad.
El presupuesto por programas consiste en asignar los costos a programas o proyectos que se estima se llevarán a cabo en determinado período. Es muy utilizado en el sector público. Se trata de una técnica similar al presupuesto incremental, ya que se tienen en cuenta las erogaciones registradas en el pasado, si no se trata de programas nuevos, en cuyo caso la metodología se parecerá a la presupuestación base 0.
VALUACIÓN DE LOS RUBROS DEL PRESUPUESTO
La valuación de los diferentes rubros del presupuesto puede hacerse de acuerdo a diferentes criterios. Dado que estamos planificando actividades que ocurrirán en el futuro, existe incertidumbre acerca no sólo de las cantidades físicas que serán vendidas o compradas, según se trate de los productos de la empresa o de los factores de la producción necesarios, sino también de los valores monetarios que los mismos tendrán.
Hay varias alternativas de valuación, siendo algunas de las más comunes las que se examinarán a continuación.
Moneda base
Todo el presupuesto se valoriza a precios del momento de la confección del presupuesto. Es decir, no se tienen en cuenta las modificaciones que puedan producirse en los precios, con lo cual todos los períodos que el presupuesto comprende (por ejemplo, meses en el caso de un presupuesto anual) son comparables entre sí, dado que se encuentran valorizados en moneda de igual poder adquisitivo. La desventaja radica en que los diferentes factores y productos a comercializar pueden moverse a diferentes velocidades, produciéndose cambios en las relaciones que, con esta alternativa de valuación, no pueden reflejarse.
Moneda corriente
Se estiman los valores de cada rubro para cada período comprendido en el presupuesto, lo cual implica tener en consideración los factores que pueden influir en las variaciones (acuerdos salariales, cotizaciones de moneda extranjera, etc.). Debe tenerse presente que, en consecuencia, los mencionados períodos no son comparables entre sí ya que no toman en cuenta la misma moneda.
Moneda ajustada
Partiendo de la alternativa anterior se ajustan los valores a través de un índice de inflación, reexpresando de esta manera el presupuesto a valores de inicio o de fin de ejercicio.
Esto permite la comparación entre períodos, ya que se trata de monedas de similar poder adquisitivo.
Moneda extranjera
Lo emplean en general compañías multinacionales. Se debe tener en cuenta el tipo de cambio a considerar: el vigente al momento de confeccionar el presupuesto (en forma similar al presupuesto base, pero en moneda extranjera), o convertir cada operación al tipo de cambio estimado para cada momento.
BIBLIOGRAFÍA: LAVOLPE, Antonio, CAPASSO, Carmelo y SMOLJE, Alejandro. Presupuestos y Gestión, Ed. La Ley, Bs. As.
jueves, 5 de noviembre de 2015
Las nuevas tecnologías y la economía de la salud
Nota de Sebastián Campanario publicada en La Nación el 13/09/2015
La economía de la salud se prepara para una cirugía mayor
Las nuevas tecnologías mejoran las expectativas de cura de enfermedades y abren posibilidades de ofrecer servicios; el desafío es que los beneficios no queden para unos pocos
De sus amigas o amigos del secundario, ¿a quién cuesta más enganchar para compartir una cena cada tanto y ponerse al día entre ex compañeros? Probablemente sea alguien que estudió medicina, que no puede venir porque está de guardia o porque tiene que cubrir alguno de sus múltiples trabajos en hospitales y consultorios privados. No es un fenómeno local: en el mundo, los profesionales de la medicina están entre los que más horas trabajan.
La economía de la salud se prepara para una cirugía mayor
Las nuevas tecnologías mejoran las expectativas de cura de enfermedades y abren posibilidades de ofrecer servicios; el desafío es que los beneficios no queden para unos pocos
De sus amigas o amigos del secundario, ¿a quién cuesta más enganchar para compartir una cena cada tanto y ponerse al día entre ex compañeros? Probablemente sea alguien que estudió medicina, que no puede venir porque está de guardia o porque tiene que cubrir alguno de sus múltiples trabajos en hospitales y consultorios privados. No es un fenómeno local: en el mundo, los profesionales de la medicina están entre los que más horas trabajan.
Un efecto de esta tendencia es el poco tiempo que
tienen para ponerse al día con los últimos descubrimientos. "Hoy, los
médicos profesionales pasan menos de cinco horas al mes leyendo estudios
nuevos; simplemente para ellos se volvió imposible lidiar con toda la
información que se genera cada minuto", explica Chit Mayor, responsable de
la división Salud de la iniciativa Watson, de IBM, y especialista en cáncer.
Mayor trabajó en hospitales de oncología y está muy entusiasmada con el impacto
de la computación cognitiva en el estudio del cáncer, ya que vincula
información relevante en poco tiempo. El proyecto Watson pasó de su etapa de
prueba y experimentación a principios de esta década a una etapa de validación
(cuando dio el batacazo de ganar el concurso de preguntas y respuestas Jeopardy
contra los humanos más calificados), y hoy consolida un ecosistema de negocios.
"Cuando leí El emperador de todos los males
terminé bastante decepcionada, pero hoy el panorama cambió, creo que estamos en
las vísperas de lograr saltos fundamentales en el tratamiento de esta
enfermedad", dice Mayor a LA NACION. La especialista, que vino al país a
participar de un congreso en Rosario, alude a una "biografía social del
cáncer" por la cual ganó en 2011 el premio Pulitzer el oncólogo Siddhartha
Mukherjee, y que narra la historia del flagelo desde el antiguo Egipto (se
descubrieron tumores en cuerpos momificados) hasta su explosión en el siglo XX,
cuando se volvió un mal masivo porque está asociado a la longevidad. A pesar de
que el libro (aquí lo editó Debate) pasa lista a multitud de avances y
victorias en la lucha contra el cáncer, como las que lograron los mejores
expertos en estadística ingleses en los 50, cuando consiguieron diseñar
experimentos para determinar los tratamientos óptimos de quimioterapia, el
libro deja un regusto amargo. Según Mayor, este panorama hoy cambió y una
eventual secuela cerraría con una proyección mucho más optimista.
La aplicación de la computación cognitiva a
tratamientos oncológicos y de todo tipo es apenas uno de los frentes de avance
de la innovación sobre la salud que llevan a los especialistas de Singularity
University (que hablarán esta semana en InnovatiBA, el evento sobre el futuro
que organiza el gobierno de la CABA) a vaticinar que en esta área (y en la
educación) se verán los cambios más disruptivos en el corto plazo. Una de las
principales razones que vuelven al sector salud una presa ideal para los
cambios drásticos en modelos de negocios es que mueve cantidades siderales de
dinero con mucha ineficiencia, con lo cual el potencial de ganancia para
mejoras provenientes de alternativas innovadoras es enorme.
"Watson nos da muchísima más capacidad para
entender la 'biología sistémica' de las células y probablemente también a
niveles supracelulares (nichos celulares, tejidos, etcétera). Analizar los
cambios sistémicos puede ser muy poderoso", cuenta la bióloga molecular
María Maldonado. ¿Un ejemplo? "En cuanto al estudio de patologías puede
revelar el involucramiento de ciertos circuitos celulares en cierta enfermedad
que no se pensaban que estaban involucrados -continúa Maldonado, una joven
científica argentina que vive en Viena, Austria-; puede revelar que ciertos
patrones celulares están relacionados con cierta enfermedad. También puede
llegar a detectar que incluso dentro de una enfermedad que parece bastante
homogénea hay diferentes grupos de pacientes, según los patrones de expresión
de genes que tengan, y esto puede llevar a que distintos pacientes tengan
diferentes progresiones de la enfermedad, diferente prognosis o que respondan
de distinta manera a la misma droga."
Computación cognitiva, inteligencia aumentada,
Internet de las Cosas, aplicaciones para celulares, sensores y otros campos de
la tecnología producen novedades que parecen sacadas de cuentos de ciencia
ficción. Maldonado cita el caso de un lanzamiento del 19 de agosto anunciado
por Illimina, uno de los principales secuenciadores de ADN del mundo, de una
compañía, Helix, con un fondeo de US$ 100 millones para un mercado de
aplicaciones para el celular que promueva el consumo masivo de estudios de ADN.
La estructura es similar a la de un App store, con un esquema de pagos en el
cual el laboratorio que atrae a un primer paciente sigue recibiendo royalties
de exámenes posteriores contratados con otras firmas.
En un reciente estudio (Patient of the future:
2020), la especialista Collette Johson pasa lista a la generación de sensores
que habrá para medir hidratación, obesidad, ritmo de respiración y otros
indicadores en tiempo real, y que conformarán un mercado (sólo de hardware) de
unos US$ 50.000 millones para 2020. En mayo, un grupo de estudiantes de la
Universidad de British Columbia presentó un sensor para medir niveles de
ansiedad en personas con autismo, basado en indicadores de presión sanguínea y
actividad cardíaca.
¿Cómo pueden impactar estos cambios en los grandes números
de la economía de la salud? Hay quienes no están tan seguros de que el panorama
vaya a ser color de rosa, y creen que si no hay fuerte regulación los avances
traerán mejoras sustanciales... sólo para quienes puedan pagarlas.
"La innovación en la medicina registra un
ritmo muy acelerado y reviste un alto potencial de generar impacto sobre los
resultados de salud. Pero ello crea nuevos desafíos económicos", explica
Federico Tobar, investigador principal del Cippec en el área de Salud.
"Ahora el principal problema de la economía de la salud pasó de ¿cómo
producir salud? (es decir, cuáles son las funciones de producción que permiten
un uso más eficiente de los recursos) a ¿cómo distribuir la salud? Porque la
innovación en general no abarata procesos, sino que los encarece y con ello las
brechas en el acceso, la financiación y los resultados de salud se
incrementan", argumenta Tobar.
Para el especialista, "las innovaciones
tecnológicas suelen generar mayor calidad y a veces mayor efectividad. Pero son
más caras. En términos de evaluación económica muchas veces se puede demostrar
que son más costo-efectivas. Es decir que se consigue más salud por el dinero
invertido. El problema es que siempre requieren inversión de más recursos (es
lo que se ha llamado 'inflación médica')". Por otro lado, la innovación
organizacional, que sería la que podría generar mayores ahorros y promover
acciones inclusivas que reduzcan las desigualdades, registra ritmos de avance
mucho más lentos. "Tanto en el mundo y mucho más en la Argentina, la
capacidad de encontrar nuevas formas de organización y administración de la
atención médica va a la retaguardia de la innovación tecnológica. Peor aún es
que las modalidades ya identificadas, como la organización de los servicios de
salud en redes de cuidados de complejidad creciente, que podrían generar
ahorros importantes y mejorar mucho los resultados de salud, se emplean en
menos del 10% de su potencial", marca Tobar. En otras palabras, en salud
el mercado incentiva la innovación, pero a costos crecientes y generando
inequidad. "Hace falta compensar eso con una fuerte intervención,
planificación y regulación estatal", advierte.
Si no el futuro será muy 'saludable' para muy pocos
y continuará igual o peor para el resto. Algo ante lo cual seguramente sacaría
provecho monetario el doctor Cureta, aquel personaje de la tira que publicaba
la revista Humor a principios de los 80, creado por Meiji y Ceo, en la cual un
médico inescrupuloso sólo pensaba en hacer dinero a costa de sus pacientes.
viernes, 23 de octubre de 2015
Las empresas más antiguas del mundo
El hotel Houshi Ryokan es la empresa familiar más antigua
del mundo. Fue fundada en el 718 y ha sido gestionada por 46 generaciones de la
dinastía Houshi. Se trata de un ryokan, es decir, un hotel tradicional japonés.
Ubicado en Awadu Onsen, en la prefectura de Ishikawa, tiene
100 habitaciones. A los huéspedes, en el momento de su ingreso, se les ofrece
la posibilidad de disfrutar de una ceremonia de té japonesa.
Según la historia de la familia, el hotel fue construido
cerca de una fuente de aguas termales con propiedades curativas, descubiertas
por el monje budista Taicho. El propio Taicho le pidió a Garyo Houshi que
construyera un balneario.
Además de este hotel existen otras empresas con varios
siglos de existencia. La Pontificia Fondería Marinelli, fábrica italiana de
campanas, funciona desde el año 1000. Aproximadamente de la misma época es la
bodega Chateau de Gouleine, francesa. Barone Ricasoli es otra bodega, pero de Italia,
y existe desde 1141. También de Italia (Venecia, más exactamente), es la
cristalería Barovier & Toso, del año 1295. El hotel alemán Pilgrim Haus fue
fundado en 1304, al igual que la papelera francesa Moulin Richard de Bas,
mientras que la armería y casa de orfebrería de lujo italiana Torrini es de
1369.
Hasta el año 2007 la empresa familiar más antigua del mundo
fue Kuongo Gumi, una empresa constructora de templos budistas, fundada en el
año 578. Sólo a mediados del siglo XX comenzó a tener problemas, derivados de
los cambios en la sociedad japonesa, que derivaron en la caída de la demanda de
construcción. Por ello, la empresa buscó diversificarse, ingresando en el
negocio inmobiliario. Desafortunadamente, la burbuja inmobiliaria llevó a la
pérdida de valor de sus adquisiciones, llevando a la firma a la quiebra.
Leer más:
sábado, 3 de octubre de 2015
Sistemas de costos por procesos y por órdenes
Un sistema de costos es, según Cascarini 1, una combinación
particular de tres aspectos: la concepción de costeo (por absorción o
variable), la base de datos a utilizar (histórica o predeterminada) y el
mecanismo de costeo (por órdenes o por procesos).
Costos por procesos
Cuando se habla de costos por procesos se hace referencia a procesos de
carácter continuo, con producción constante, en contraposición a la producción
por lotes específicos.
En general, se trata de procesos de carácter rutinario, en el que no es
posible diferenciar los costos específicos de una determinada unidad de
producto, sino que los costos se acumulan durante períodos determinados, al
final de los cuales son asignados a los productos finales.
Se fabrica para almacenamiento y posterior venta. En general, se trata
de productos de consumo masivo, no resultando significativo diferenciar cada
cliente en particular.
Por lo dicho anteriormente, se concluye que la oferta se anticipa a la
demanda.
Muy rara vez encontramos un único proceso. Normalmente encontramos sistemas complejos de producción, que pueden subdividirse en subprocesos.
Cascarini divide estos procesos complejos en dos tipos:
a) Procesos de secuencia simple o directa, en cadena, con diferentes etapas sucesivas, en cada una de las cuales se ejecuta una parte del proceso total.
b) Procesos de secuencia combinada o selectiva, en los que un determinado sector realiza tareas que pueden corresponder a más de una línea de producción; o bien en los que un subproducto de una línea constituye el insumo de una línea nueva.
En el análisis de costos por procesos el centro de proceso forma una unidad de análisis. Para que esto suceda, debe poder identificarse un responsable del mismo, que es quien debe responder por los costos incurridos en dicho centro.
Muy rara vez encontramos un único proceso. Normalmente encontramos sistemas complejos de producción, que pueden subdividirse en subprocesos.
Cascarini divide estos procesos complejos en dos tipos:
a) Procesos de secuencia simple o directa, en cadena, con diferentes etapas sucesivas, en cada una de las cuales se ejecuta una parte del proceso total.
b) Procesos de secuencia combinada o selectiva, en los que un determinado sector realiza tareas que pueden corresponder a más de una línea de producción; o bien en los que un subproducto de una línea constituye el insumo de una línea nueva.
En el análisis de costos por procesos el centro de proceso forma una unidad de análisis. Para que esto suceda, debe poder identificarse un responsable del mismo, que es quien debe responder por los costos incurridos en dicho centro.
Costos por órdenes
En este caso, si bien, lógicamente, se trata de “procesos” de
fabricación (por lo cual la terminología utilizada puede llevar a confusión),
la característica predominante es que la producción se realiza en base a
órdenes específicas de producción, que surgen de la demanda de los clientes.
Cada orden tienen una identificación precisa, y más allá de que puedan
fabricarse productos similares para diferentes órdenes, los costos son
asignados de manera específica a cada una de ellas.
No se almacenan productos, y la demanda es la que condiciona a la
oferta.
Se determinan costos por cada lote u orden de producción.
En función de la complejidad organizativa, puede requerirse la apertura de centros de costos, de forma similar al costeo por procesos, pero siempre teniendo como unidad final de análisis a la orden.
Las órdenes pueden ejecutarse en un plazo breve o bien corresponder a procesos productivos que impliquen un tiempo prolongado de realización.
Las órdenes pueden ejecutarse en un plazo breve o bien corresponder a procesos productivos que impliquen un tiempo prolongado de realización.
Casos especiales
En muchas empresas encontramos una combinación de ambas modalidades. Es
decir, se tienen procesos continuos de elaboración de elementos que luego se
acumulan en órdenes de producción de manera específica.
En otros casos, una misma puede producir en una línea un producto en
serie y en otra línea otro producto por órdenes específicas.
También (y esto es observado cada vez más frecuentemente), se da el caso
de empresas que organizan su producción en procesos continuos, pero desde un
punto de vista comercial distinguen los pedidos de cada cliente. Esto se da
principalmente en organizaciones cuyos clientes no son consumidores finales
sino otras empresas.
Los costos por procesos y por órdenes en empresas de servicio
Se ha hecho especial hincapié en procesos de fabricación. Ahora bien, ¿qué
ocurre en las empresas de servicio? Como se ha dicho en notas anteriores (ver http://mundocostos.blogspot.com.ar/2012/10/analisis-de-costos-en-empresas-de.html),
estas empresas abarcan una variada gama de actividades, muy diferentes en tre
sí. Sin embargo, es posible distinguir algunas características comunes, como
ser:
·
La producción no es almacenable
·
La demanda se anticipa a la oferta
·
El cliente participa del proceso productivo
Estas características nos hacen pensar que estamos frente a costos
acumulables por lotes u órdenes específicas de producción. Esto puede ser
cierto para la mayoría de los casos; sin embargo en la práctica se observa la
necesidad de combinar ambas metodologías.
Por ejemplo, una empresa de limpieza, que tiene diferentes clientes
(empresas de distinta naturaleza), y asigna sus costos según estos clientes.
Como el servicio, de todas formas, se ejecuta de manera continua mientras esté
vigente el contrato, se establecerán cortes periódicos (como si se tratara de
una organización por procesos continuos) a los efectos del análisis del negocio.
En el caso de un hospital, organización de una gran complejidad en
cuanto a sus procesos productivos, se establece a cada paciente hospitalizado
como una “orden”, debiéndose acumular los costos de manera diferenciada para
cada uno de ellos. Esto es así porque lo que cada paciente requiere es una respuesta
frente a una patología determinada (ver http://mundocostos.blogspot.com.ar/2011/10/modelo-de-costos-para-hospitales.html).
Esta solución o respuesta, es única para cada paciente, y va a estar formada
por un conjunto de procedimientos médicos (intervenciones quirúrgicas,
consultas, análisis, estudios varios, etc.). Ahora bien, a los efectos de la
determinación de los costos unitarios de
cada uno de estos procedimientos, deberíamos considerarlos como formando parte
de “procesos continuos”. Por ejemplo, un determinado estudio de laboratorio
tendrá como costo el que resulte de relacionar los costos de producción de un
período dado con el n° de análisis efectuados, sin distinguir individualmente a
cada paciente.
De esta forma, el costo de cada internación va a ser una única
combinación de procedimientos médicos, cuyos costos individuales han sido
determinados como promedio de los costos incurridos en un período determinado.
Bibliografía
CASCARINI, Daniel, Teoría y práctica de los sistemas de costos, Ed. La Ley, Buenos Aires
PERALTA, Jorge, La gestión empresarial y los costos, Ed. La Ley, Buenos Aires
domingo, 20 de septiembre de 2015
El "capitalismo de plataforma"
Nota de "The Guardian" publicada en el suplemento IEco de Clarían, el 14 de junio de 2015
- Evgeny Morozov - Traducción: Susana Manghi
El nuevo “capitalismo de plataforma” no difiere tanto de su predecesor. Lo que cambia es quién embolsa el dinero. En el glorificado “capitalismo de plataforma”, el modelo de empresas que compiten por los clientes es reemplazado por otro más participativo y aparentemente más horizontal, en el cual los clientes se contactan directamente entre sí. “Lo que no se dice es que la mayoría de las principales plataformas actuales son monopolios, montados sobre los efectos de red de operar un servicio que se vuelve más valioso cuanta más gente lo utilice”.
La era del “capitalismo de plataforma”
Casi no pasa día sin que alguna tecnológica proclame que quiere reinventarse como plataforma. En marzo, cuando Corea del Sur prohibió Uber, la compañía de “viajes compartidos”ofreció a los taxis locales usar su plataforma.
Facebook hizo una jugada similar a comienzos de mayo: tras haber tenido problemas con su esfuerzo pseudohumanitario para proveer acceso gratuito a Internet mediante un proyecto llamado internet.org, prometió, también, convertirlo en una plataforma. Ahora, los usuarios de internet.org, en su mayoría pertenecientes al mundo en desarrollo, podrían acceder libremente a aplicaciones no desarrolladas por Facebook.
Hay quien habla de un “capitalismo de plataforma”, una transformación del modo en que se producen, se comparten y se suministran los bienes y servicios. En vez del gastado modelo convencional, de empresas que compiten por los clientes, surge unmodelo nuevo, más participativo y aparentemente más horizontal, en el cual los clientes se contactan directamente unos con otros. Con un smartphone en el bolsillo, las personas pueden hacer cosas que antes requerían de una serie de instituciones.
Esa es la transformación que estamos presenciando en diversos sectores de la economía: las compañías de taxis solían transportar pasajeros, pero Uber conecta a automovilistas con potenciales pasajeros. Los hoteles solían ofrecer servicios de hospitalidad, hoy Airbnb conecta anfitriones con huéspedes. Y la lista continúa: incluso Amazon conecta a los libreros con compradores de libros usados.
Las diferencias con el viejo modelo son fáciles de detectar. Primero, estas empresas tienen valuaciones extraordinarias pero balances sospechosamente flojos: Uber no necesita emplear conductores y Airbnb no necesita ser dueño de casas. En segundo lugar, en vez de ajustarse a un código preciso que explicite los derechos de los clientes y las obligaciones de los proveedores del servicio –la piedra angular del Estado regulador moderno– los operadores de plataformas se basan en el conocimiento generalizado que los participantes tienen del servicio, confiando en que el mercado tarde o temprano castigará a los que se porten mal.
En la utopía libremercadista de pensadores como Friedrich Hayek –santo patrono de la economía del compartir– nuestra reputación, además, reflejaría lo que otros actores del mercado piensan de nosotros. Así, si uno es un cliente desagradable o un conductor maleducado, todos lo descubrirán pronto, y ya no hacen falta las leyes específicas para vigilar su conducta.
Lo bueno, según Hayek, es que una vez que nuestras normas cambien –lo que se consideraba despreciable hace 50 años hoy sería perfectamente aceptable– nuestras reputaciones reflejarían esos cambios de inmediato. Al contrario, las leyes tardan en ser modificadas.
Pero en realidad, ese mercado de reputaciones perfectamente líquido y dinámico no se ve en ninguna parte. Un reciente juicio en EE.UU. pone de relieve su ausencia. Conductores de Uber fueron acusados de discriminación a personas discapacitadas porque se negaron a subir sus sillas de ruedas al baúl. Se podría pensar que las leyes antidiscriminación que se aplican a los taxis también rigen para Uber. Pero esta startup dice que tiene políticas antidiscriminatorias, y que no es una empresa de taxis, sino una tecnológica, una plataforma.
Aquí, claramente falta un mecanismo de retroalimentación para asistir a los pasajeros discapacitados: para eso sirven las leyes de protección al consumidor.
Mientras que Uber utiliza su condición de plataforma como protección contra acciones legales, Facebook la usa como un artilugio publicitario. Así, hace poco sostuvo que “internet.org” es una “plataforma abierta”. Lo cierto es que es cualquier cosa menos abierta: Facebook sigue decidiendo qué aplicaciones acepta y qué no.
En una cultura obsesionada con la innovación –y la nuestra es un perfecto ejemplo– que Facebook adopte la retórica de la plataforma tiene sentido. Los detractores de internet.org podrían tener razón en cuanto a que el proyecto se ha desviado de los ideales de neutralidad en la Red pero, a la larga, a Facebook le gustaría que creyésemos que eso realmente no importa: una plataforma, al menos en teoría, es un lugar donde ocurre la innovación no planificada ni predecible. ¿Qué más se puede pedir? En una batalla entre la justicia y la innovación, esta última siempre gana.
Pero la propuesta de Uber a los taxistas de Seúl plantea interrogantes verdaderamente interesantes. ¿Qué es lo que la plataforma de Uber ofrece que los taxis tradicionales no puedan obtener en otra parte? Básicamente tres cosas: infraestructura de pagos; infraestructura de identidades para detectar pasajeros no deseados; e infraestructura de sensores, presente en nuestros smartphones, que rastrea la ubicación de vehículo y cliente en tiempo real. Estos aspectos poco tienen que ver con el transporte: son el tipo de prácticas periféricas que las empresas de taxis tradicionales nunca tuvieron en cuenta.
Sin embargo, con la transición a la economía basada en el conocimiento, estos periféricos dejaron de ser periféricos: están en el centro mismo de la prestación. Hoy, cualquier proveedor de un servicio, incluso un proveedor de contenidos, corre el riesgo de convertirse en rehén del operador de la plataforma, la cual, al agregar todos estos periféricos y agilizar la experiencia, pasa repentinamente de la periferia al centro.
Hay una buena razón de por qué tantas plataformas tienen su base en Silicon Valley: los principales periféricos hoy son los datos, los algoritmos y la potencia de los servidores. Y esto explica por qué tantos editores de renombre se asocian con Facebook para que les publique sus historias en una nueva herramienta llamada Instant Articles. La mayoría de ellos no tiene el know-how y la infraestructura para ser tan veloz y versátil como Facebook para presentar los artículos adecuados a la gente adecuada en el momento adecuado.
Pocos sectores podrían no verse afectados por la fiebre de la plataforma. Lo no dicho, sin embargo, es que la mayoría de las principales plataformas actuales son monopolios, montados sobre los e fectos de red de operar un servicio que se vuelve más valioso cuanta más gente lo utilice. Por eso es que pueden acumular tanto poder; Amazon tiene constantes luchas de poder con las editoriales, pero no hay otra Amazon a la que puedan recurrir.
Capitalistas de riesgo como Peter Thiel quieren que creamos que esta condición de monopolio es una característica, no un problema; si estas compañías no fuesen monopolios, jamás tendrían tanto dinero para gastar en innovación.
Pero esto no aborda el interrogante de cuánto poder debemos ceder a estas empresas. Una industria editorial gobernada por Amazon y Facebook podría introducir montones de innovaciones, pero ¿hay alguna garantía de que realmente produciría artículos o libros significativos?
Una forma segura de mantener bajo control a las plataformas es evitar que se apropien de todos los periféricos adyacentes. Asegurarnos de que podemos mover nuestra reputación –así como nuestro historial del explorador y un mapa de nuestros contactos sociales– entre plataformas sería un buen comienzo. También es importante atender a otras partes más técnicas de las nuevas plataformas –desde servicios que pueden verificar nuestra identidad hasta nuevos sistemas de pago o sensores de geolocalización– ya que una infraestructura genuina (que garantice que todos puedan acceder a ella en los mismos términos no discriminatorios) también es muy necesaria.
La mayoría de las plataformas son parasitarias: se alimentan de relaciones sociales y económicas ya existentes. No producen nada por sí solas, reorganizan las piezas desarrolladas por otro. Dadas las enormes –y casi nunca gravadas– ganancias que obtienen esas corporaciones, el mundo del “capitalismo de plataforma”, pese a toda su retórica estimulante, no difiere tanto de su predecesor. Lo único que ha cambiado es quién embolsa el dinero.
(c) The Guardian
martes, 15 de septiembre de 2015
Explicación sobre el aumento de la desigualdad a través del precio de las obras de arte
Nota publicada en The New Times y reproducida en el suplemento IEco de Clarín, el 17/05/2015
Cómo un Picasso de US$179 millones explica el aumento de la desigualdad
La oferta de cuadros de Picasso es fija. Pero la cantidad de personas con la voluntad y los recursos para adquirir una obra de altísimo nivel aumenta gracias a la distribución de la riqueza extrema. Un poco de matemática aplicada al mercado del arte.
Todavía no sabemos quién accedió a pagar 179,4 millones de dólares por un Picasso en una subasta en la noche del lunes, o de dónde salió el dinero, o qué fue lo que motivó a esa persona o personas a gastar lo que nunca nadie antes en una obra de arte salida a remate.
Pero esto sí lo sabemos: la suba astronómica de los precios de las obras de arte más buscadas durante la última generación es, en gran medida, la historia del crecimiento de la inequidad global. En esencia, es la más simple matemática económica. La oferta de pinturas de Picasso o esculturas de Giacometti (una de las cuales se vendió en US$141 millones en la misma subasta) es limitada. Pero la cantidad de personas con el deseo y los recursos para adquirir una obra de arte del máximo nivel está aumentando gracias a la distribución de la riqueza extrema.
Una de las conclusiones más importantes de los principales estudiosos de la desigualdad económica es que la riqueza y el ingreso en el segmento más alto son “fractales”. Quiere decir que a medida que achicamos el foco en el extremo superior de la distribución de la riqueza, los patrones se van repitiendo en un tamaño cada vez más chico.
El ingreso de los titulares de un estudio jurídico exitoso que están dentro del 1% de mayor poder adquisitivo han aumentado más que los de los dentistas exitosos que forman parte del 10% más alto. Por un margen similar, los ingresos del CEO de una gran empresa que está dentro del 0,1% más acaudalado aumentan más los de su abogado exitoso. Y los de un administrador de hedge fund , que se alinea en el 0,01% más alto, superan análogamente a los del CEO.
Y, digamos, les va aún mejor a quienes pueden permitirse pagar un monto de nueve cifras por un Picasso, el 0,001% más rico. A esta conclusión se puede llegar leyendo las obras de los economistas franceses Thomas Piketty y Emmanuel Saez. O bien observando el mercado de la obra de cierto pintor español.
Supongamos, por un minuto, que nadie gastase más de un 1% de su patrimonio neto total por un cuadro. Siguiendo ese razonamiento, el comprador de la obra “Las mujeres de Argel (Versión O)” pintada por Picasso en 1955 tendría que tener una fortuna de US$17.900 millones como mínimo. Eso significaría, tomando la lista de Multimillonarios de Forbes, que hay exactamente 50 compradores posibles en todo el mundo.
Este dato intenta ser ilustrativo, no literal. Hay quienes están dispuestos a gastar más del 1% de su fortuna en un cuadro; el magnate del juego Steve Wynn le dijo a Bloomberg que ofreció US$125 millones por el Picasso esta semana, lo que representa un 3,7% de su patrimonio neto estimado. También es probable que la lista de Forbes tenga errores o no incluya a familias ultramillonarias que han podido mantener sus bienes en secreto.
Pero lo que este crudo razonamiento métrico sí muestra es cuánto creció el grupo de posibles compradores megamillonarios de obras de arte desde, por ejemplo, la última vez que fue rematado este Picasso en 1997.
Después de hacer el ajuste por inflación y de utilizar nuestra premisa del 1% del patrimonio neto, una persona habría necesitado contar con una fortuna de 12.300 millones en dólares de 1997 para adquirir la pintura. Si observamos la lista de Forbes de ese año, sólo una docena de familias en el mundo alcanzaban esa marca.
En otras palabras, la cantidad de personas que, según esta manera de calcular, podría pagar sin dificultad 179 millones de dólares por un Picasso aumentó más de cuatro veces desde la última vez que la obra estuvo a la venta. Esto ayuda a explicar el precio que se pagó por el cuadro en 1997: apenas 31,9 millones de dólares que, ajustado por inflación, equivale a 46,7 millones de dólares. Lisa y llanamente, había menos personas en la estratósfera de la riqueza en condiciones de pujar por la obra para llevar el precio a un nivel como el que alcanzó en 2015.
Que haya más gente con más dinero pujando por una oferta más o menos fija de algo no puede más que subir su precio. El lunes, la subasta fue de arte. Pero la misma dinámica se aplica a los inmuebles de lujo en el centro de Londres o frente al Central Park, o a las botellas de Bordeaux cosecha 1982.
Así se explica por qué la reciente venta del Picasso supuso una ganancia de 462% desde su remate anterior en 1997, un lapso en el que el índice Standard & Poor’s 500 arrojó un rendimiento de 215%,incluyendo dividendos reinvertidos. (La comparación no es del todo adecuada, ya que el cuadro habría requerido gastos anuales en seguridad, almacenamiento y seguro, lo que reduce su rentabilidad. Por el otro lado, el Picasso se ve mejor en la pared del living que en el folleto de un fondo de inversión).
¿Qué significa esto para el futuro? Por cierto, nada se puede dar por seguro, ni siquiera para quien paga millones de dólares por un lienzo pintado. Los precios de las obras de arte son vulnerables a las tendencias, por ejemplo. Los Picassos podrían pasar de moda, en términos relativos, en los próximos años, en cuyo caso el comprador anónimo de esta semana no obtendría el mismo tipo de retorno financiero excepcional que tuvo el dueño anterior.
Están también los riesgos legales. En la actualidad, el gobierno chino está tomando medidas enérgicas contra la corrupción oficial y, en particular, contra los despliegues ostentosos de riqueza, lo que podría afectar la demanda china de obras de arte en los años venideros. Las autoridades de Estados Unidos y Europa posiblemente estén dispuestas a poner más empeño en evitar que las operaciones de compraventa de obras de arte sean utilizadas para lavar dinero o evadir impuestos, maniobras que han pasado a ser un lugar común según el economista Nouriel Roubini.
Así y todo, cualquier megamillonario que gaste sumas astronómicas por un cuadro o una escultura célebres debería esperar que en términos generales esta tendencia básica de la inequidad internacional se mantenga intacta: que la riqueza de los ultrarricos siga creciendo más rápido que la economía del resto de la población mundial. Porque de ser así, siempre habrá otro posible comprador con el potencial de alimentar una puja electrizante como la que tuvo lugar esta semana.
Traducción: Susana Manghi
domingo, 23 de agosto de 2015
MICROCOSTOS - entrega Nro. 12
Microemprendimientos de la economía social
En esta oportunidad, presentamos dentro de nuestra serie MICROCOSTOS, una conceptualización sobre las prácticas económicas en que se desenvuelven los microemprendimientos.
Del texto:
GUÍA PARA EL MAPEO Y RELEVAMIENTO DE LA ECONOMÍA
POPULAR SOLIDARIA EN LATINOAMÉRICA Y CARIBE
Autores:
José Luis Coraggio
María Inés Arancibia
María Victoria Deux
Grupo Red de Economía Solidaria del Perú – GRESP
Av. 28 de Julio 529, Lima 1 Lima – Perú
Telefax: (511) 4240324
E-mail: gresp@gresp.org.pe
Sitio web: www.gresp.org.pe
GRESP es miembro de la Red Intercontinental de Promoción de la Economía
Social Solidaria - RIPESS
Desde hace unos años, en varios países de América Latina y el Caribe se han llevado a cabo iniciativas orientadas a dimensionar y caracterizar la economía solidaria, realidad que, pese a su creciente importancia económica y social, no ha sido suficientemente mensurada, debido a la preeminencia que aún tienen, en el mundo académico y político, enfoques que postulan a la gran inversión como la única alternativa de crecimiento económico.
Bajo la forma de censos, mapeos o encuestas, tales iniciativas han sido impulsadas por movimientos sociales de economía solidaria que se han propuesto incidir en la esfera pública estatal para el reconocimiento y fomento de esta ráctica económica; así como por organismos gubernamentales específicamente constituidos para su promoción, en países donde los gobiernos han mostrado voluntad política de cambios en el ordenamiento económico, o de procesos de crecimiento con inclusión social.
En ambos casos, estos actores han enfrentado de esta manera el reto de producir conocimientos sobre las contribuciones y potencialidades de los emprendimientos de economía solidaria, a fin de propiciar que los tomadores de decisión política puedan distinguir su viabilidad como estrategia de desarrollo equitativo y sustentable, y los réditos de su expansión y fortalecimiento, dado el vasto segmento de beneficiarios potenciales.
En un contexto de crisis global, y de llamamientos de organismos supranacionales a actuaciones concertadas en la implementación de políticas nacionales e internacionales que estimulen la recuperación económica y la generación de empleo, resulta estratégico animar la adopción de nuevos parámetros del desarrollo, con un sentido más autónomo y humano, y demostrar que existen maneras diferentes de producir, distribuir, consumir, financiar, desarrollar tecnológicamente, y acumular…”
Partimos de la definición sustantiva de Economía propuesta en Coraggio (2009): “el sistema de instituciones, valores y prácticas que se da en una sociedad para definir, movilizar, distribuir y organizar capacidades y recursos a fin de resolver de la mejor manera posible las necesidades y deseos legítimos de todos sus miembros (reproducción ampliada de la vida de todas y todos, e intergeneracionalmente)”.
Dentro de esa definición amplia, caben diversos esquemas de análisis del sistema económico.
1. Economía Mixta – Sistema Económico Mixto
Es el conjunto de recursos, capacidades e instituciones con que cuenta la sociedad para organizar, a través de actividades más o menos interrelacionadas o más o menos segmentadas, el proceso de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo, realizado en y desde un territorio determinado, articulando diversas formas de organización: pública estatal o empresarial, privada empresarial, y popular, así como sus posibles formas combinadas, a fin de resolver, de manera más o menos justa, la provisión de medios materiales para la atención de las necesidades y deseos de sus miembros.
Todas nuestras economías son economías mixtas, y pueden ser analizadas como compuestas por tres subsistemas, lo que supone articulación e interdependencia interna, o sectores, es decir simplemente conjuntos agregados de organizaciones con características comunes. Cada subsistema o sector, resultante de la agregación/articulación de las unidades socioeconómicas existentes en el territorio, opera dando un mismo sentido principal a la aplicación de aquellas capacidades, recursos e instituciones. Como se anticipó, ellos son:
- El sector de Economía Popular, que abarca las unidades domésticas (hogares o comunidades) y sus extensiones (asociaciones, mutuales y cooperativas, redes de cooperación, representaciones, etc), orientadas por la reproducción de las vidas de sus miembros, grupos y comunidades particulares en las mejores condiciones a su alcance y con criterios que pauta su cultura.
- El sector de economía empresarial capitalista: las empresas orientadas por la acumulación (crecimiento y reinversión) privada del capital3 de sus propietarios y sus organizaciones de representación, con una lógica intrínseca extractivista con respecto a la naturaleza, y explotadora con respecto al trabajo ajeno.
- El sector de economía pública: las empresas públicas y las entidades jurídico-administrativas del Estado, orientadas por una combinación de necesidades sistémicas, muchas veces en contradicción: el bien común, la legitimación estratégica de un sistema injusto, la gobernabilidad que requiere el capital para funcionar.
Las tres lógicas sectoriales son reconstrucciones del sentido que no se manifiestan siempre de manera pura en sus actores concretos, pudiendo ser que una misma organización económica hibride más de una orientación, o que dos o más sentidos entren en conflicto dentro de la organización misma. Sin embargo, partimos de la comprobación empírica de que, enfrentados a cada organización singular, es posible definir cuál es la orientación predominante, a lo que se agrega la posibilidad de establecer el sentido objetivo de sus acciones, en parte determinado por su posición y funciones dentro del movimiento de conjunto de la economía.
Los tres sectores tienen diverso grado y formas de articulación interna. La economía pública es la más organizada, jerárquica y burocratizada. En otro extremo está la Economía Popular, con núcleos y redes de articulación parcial pero básicamente inorgánica, altamente heterogénea y fragmentada.
2. Economía Popular
Aunque en la elaboración del instrumento de relevamiento vamos a concentrarnos en los emprendimientos autogestionados, es importante tener presente que la Economía Popular es mucho más que esos emprendimientos.
La Economía Popular puede definirse como el conjunto de recursos, capacidades y actividades, de las instituciones que reglan la apropiación y disposición de esos recursos en la realización de actividades de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo realizadas por los trabajadores, sus unidades domésticas (familiares y comunales), y las organizaciones específicas que se dan por extensión para lograr tales fines (emprendimientos unipersonales y familiares, redes de ayuda mutua, juntas con fines de gestión económica, cooperativas, asociaciones diversas), organizando los procesos naturales y las capacidades humanas con el objetivo de reproducir su vida y fuerza de trabajo en las mejores condiciones posibles. Esta economía opera a través de: a) la producción para el autoconsumo individual o comunitario, b) el trabajo asalariado, c) la producción para la venta, obteniendo mediante estos dos últimos ingresos que a su vez permiten el acceso a los productos del trabajo de otros, y d) la obtención de donaciones de diverso tipo, transferencias monetarias y subsidios de costos y precios respecto a los valores de mercado.
En las sociedades latinoamericanas, este sector asume la carga fundamental de gestión de las condiciones para la reproducción de la fuerza de trabajo y de la población a través de:
- El trabajo no remunerado de autosustento y cuidado humano que se realiza en los hogares.
- El trabajo familiar de producción de bienes o servicios para el intercambio no monetario (en
redes de trueque, en la comunidad, entre vecinos, etc.)
- La venta de fuerza de trabajo asalariada en el sector público o privado, el trabajo autónomo, y otras formas de trabajo a cambio de ingresos monetarios o en especies (jornaleros, peones, etc.)
- El trabajo familiar de producción de bienes o servicios para el mercado a cambio de la obtención de ingresos.
- El trabajo asociativo y autogestionado desarrollado en organizaciones formales o informales (cooperativas y asociaciones de diverso tipo: de productores, de comercialización, de abastecimiento de medios de consumo o de insumos, de financiamiento, de servicios colectivos, etc.) para producir bienes o servicios para el autoconsumo, para el intercambio no monetario o para su venta en el mercado.
Todas esas formas de actividad económica son interdependientes. No se podría entender los precios a los cuales siguen vendiendo muchos de los productores populares si no se tuviera en cuenta el trabajo para autoconsumo que “subsidia” a la producción para el mercado.7 El mercado de la producción popular puede ser local, regional, nacional o exterior, y sus demandantes pueden ser otros miembros de la Economía Popular (del mismo o diverso nivel de ingresos), empresas de capital o públicas. Otro tanto ocurre con sus fuentes de abastecimiento.
La célula elemental de la Economía Popular es la unidad doméstica, entendida como un grupo de individuos, vinculados de manera sostenida, que son --de hecho o de derecho, por relaciones de parentesco, afinidad o contrato-- solidaria y cotidianamente responsables de la obtención y distribución de las condiciones materiales necesarias para la reproducción inmediata de todos sus miembros. Una unidad doméstica puede abarcar o articular uno o más hogares, entendiendo por “hogar” el grupo que comparte y utiliza en común recursos o un presupuesto para la alimentación, la vivienda y otros gastos básicos.
Las unidades domésticas son la base de la Economía Popular. Los emprendimientos que pueden ser analíticamente diferenciados como organizaciones mercantiles están subordinados al conjunto de recursos y capacidades y a la lógica de la UD, así como a sus criterios de cálculo económico y organización del trabajo familiar, antes que a la lógica y criterios propios de una empresa de capital.
Sin embargo, así como las empresas son la forma prototípica de organización básica de la Economía Empresarial Privada, es usual tomar como la correspondiente forma prototípica de organización de la Economía Popular a los Emprendimientos Socioeconómicos Populares autogestionados por sus trabajadores, sean comunitarios, asociativos, familiares o individuales -a veces llamados “microempresas”-, cuyos fines no son el lucro sino la obtención de medios para la reproducción digna de la vida de sus miembros.
Una aclaración importante. En este trabajo se utiliza el término “mercantil”, que indica que la actividad se organiza estando orientada por la venta en el mercado y las condiciones que ello exige del producto y su precio, donde básicamente rige la ley de la oferta y la demanda y hay indiferencia respecto a las cualidades de los contratantes.
Sin embargo, el término más general es el de producción para el intercambio, es decir, no para el autoconsumo, pudiendo darse bajo la forma de venta en el mercado ya indicada, o de comercio, donde los términos del intercambio no sólo están regidos por la ley de la oferta y la demanda, sino también por las características culturales o sociales de cada contratante, de sus procesos de producción –por ejemplo respecto al medioambiente-, así como de sus relaciones no económicas, como es el caso del Comercio Justo. Esto incluye situaciones combinadas, donde los precios de mercado fijan un valor de referencia, pero los precios y criterios de calidad exigida de los productos diferencian estas transacciones de las del mercado. Finalmente pueden estar orientadas
a otra forma de intercambio: el trueque.
3. Economía Solidaria
Entendemos por Economía Solidaria el sector de la economía que se rige interna y externamente por relaciones de cooperación, intercambio, financiamiento y consumo solidarios. La solidaridad puede ser democrática y simétrica, cuando se atiene a corresponsabilidades y una cultura compartida de derechos humanos, sociales e individuales, y de la naturaleza. O puede ser filantrópica y asimétrica, donde unos ayudan y otros reciben ayuda sin poder devolver y sin que sea de acuerdo a sus derechos sino a la buena voluntad o conveniencia del donante.
Por lo tanto, las formas solidarias varían y pueden abarcar, en forma usualmente híbrida, comportamientos de agencias del Estado, de empresas de capital o de UD populares y sus extensiones. Ni toda la Economía Popular es solidaria, ni faltan elementos de solidaridad en algunas empresas de capital. Y por otro lado el Estado aplica, o debe aplicar, el principio de redistribución de quienes más tienen a los que menos tienen, particularmente a través de un sistema fiscal progresivo y de la provisión de bienes públicos gratuitos o subsidiados.
4. Economía Social y Solidaria
Es el conjunto de recursos y actividades, y de instituciones y organizaciones que reglan, según principios de solidaridad (aplicados en varios niveles de relación) y autoridad legítima, la apropiación y disposición de recursos en la realización de actividades de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo digno y responsable, cuyo sentido no es el lucro sin límites sino la resolución de las necesidades de los trabajadores, sus familias y comunidades, y de la naturaleza. Su denominación como “social” indica que sus objetivos incluyen no sólo la producción y consumo o venta de bienes y servicios (“economía” a secas) sino la humanización de las relaciones sociales.
En otros términos, la Economía Social y Solidaria es el sistema económico en proceso de transformación progresiva que organiza los procesos de producción, distribución, circulación y consumo de bienes y servicios, de tal manera que estén aseguradas las bases materiales y relaciones sociales y con la naturaleza propias del Buen Vivir o del Vivir Bien.
Incluye:
- Los trabajadores de comunidades o los trabajadores libremente asociados.
- El Estado en sus funciones de redistribución (fisco, producción de bienes públicos), de dirección y coordinación económica o de regulación del principio de mercado.
- Segmentos de las organizaciones privadas con fines de lucro que realizan actividades de filantropía.
Éstos actúan dentro del marco de relaciones sociales solidarias intra e inter organizaciones, todos ellos tensionados por un proyecto de control social de la economía y de transformación de la sociedad de mercado en una sociedad solidaria con mercado.
En el mismo modo que la conformación de la economía mixta, el sector de Economía Solidaria, en cada país o contexto particular, se compone así de la agregación de los segmentos solidarios de esos tres subsectores: popular solidaria, pública solidaria, empresarial solidaria. Será un subsistema de la economía cuando se articule e integre con proyectos meso económicos a su vez articulados entre sí.
Existe asimismo un conjunto de organizaciones no gubernamentales, usualmente denominados “Tercer Sector”, cuyos fines no son el lucro ni la acción estatal, y cuyo sentido económico puede ser determinado a través del análisis pormenorizado de génesis y prácticas particulares, para ser así ubicados en algunos de los sectores o subsectores de la economía mixta. En particular, y a los fines de este relevamiento buscaremos identificar Entidades de Apoyo a la Economía Popular y Solidaria que prestan servicios de capacitación, formación, financiamiento, entre otros, a los emprendimientos familiares de la Economía
Popular y a las organizaciones socioeconómicas asociativas de la Economía Popular Solidaria. Tales organizaciones pueden estar vinculadas estratégicamente al sector empresarial capitalista, o al Estado, o a organizaciones populares comunitarias o asociativas, o a alianzas entre algunos de esos sectores.
5. Economía Popular Solidaria
La Economía Popular Solidaria es el conjunto de recursos, capacidades y actividades, y de instituciones que reglan, según principios de solidaridad, la apropiación y disposición de esos recursos en la realización de actividades de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo organizadas por los trabajadores y sus familias, mediante formas comunitarias o asociativas autogestionarias.
La EPS, entrecruzamiento tanto de la Economía Popular como del sector de Economía Solidaria, constituye una articulación de actores y recursos de la economía mixta (empresarial capitalista, pública y popular) en el que prima la racionalidad reproductiva a fin de asegurar corresponsablemente el sustento de todos los miembros de una sociedad.11 Una característica distintiva es la asociación libre o la preexistencia de comunidades, es decir un nivel secundario de solidaridad que excede al del grupo doméstico. En consecuencia, ni emprendimientos individuales ni familiares se incluyen en esta definición, a menos que estén asociados solidariamente con otros similares, por ejemplo: una red de abastecimiento conjunto de hogares o una de comercialización de pequeños productores. Los emprendimientos de la EPS pueden estar constituidos legalmente según las normas jurídicas vigentes, o bien ser informales para dichas leyes. Resumiendo, algunas de sus características son:
- Asociatividad: las unidades económicas son organizaciones colectivas que vinculan a más de una unidad doméstica.
- Pueden asumir diferentes formas jurídicas o no estar constituidas legalmente.
- Realizan actividades económicas de producción de bienes o prestación de servicios para el intercambio en el mercado o en redes de comercio justo. Muchas de ellas realizan las actividades en forma complementaria para uso o consumo final propio y/o de la comunidad a la que pertenecen.
- Su objetivo final es la resolución de necesidades propias o de la comunidad a la que pertenece, promoviendo el buen vivir de las personas involucradas, lo que es inseparable del respeto a la naturaleza y sus ciclos de regeneración.
- Simetría: sus integrantes mantienen relaciones horizontales y no establecen jerarquías entre patrones y empleados, ni entre propietarios y no propietarios.
- Cooperación: sus integrantes autogestionan y auto-organizan el trabajo, compartiendo responsabilidades y acordando algún tipo de división de tareas.
- Participación: la organización contempla distintos grados de participación en la división del trabajo, en la reinversión consensuada o la redistribución interna de excedentes si los hubiera, en la información y toma de decisiones y en la propiedad.
El sector de la Economía Popular Solidaria (EPS) está integrado por organizaciones socioeconómicas asociativas y sus formas de integración, que están orientadas a actividades productivas, comercializadoras, financieras, de abastecimiento y consumo, y de desarrollo tecnológico.
Dentro de las organizaciones socioeconómicas asociativas se encuentran:
- Entidades asociativas de productores, consumidores o usuarios de servicios que se agrupan para gestionar conjuntamente recursos, desarrollar procesos de trabajo conjunto en la producción de bienes o servicios transables para el mercado, abastecerse de insumos, comercializar u obtener financiamiento juntos, y otras actividades funcionales para la producción y venta de bienes y servicios.
- Sector financiero popular y solidario: Cooperativas de Ahorro y Crédito, Cajas de Ahorro, Cajas y Bancos Comunales, Mutualistas, dedicadas a la captación de ahorros y otorgamiento de préstamos sin fines de lucro.
Las organizaciones de integración, conformadas a partir de la asociación formal o informal de múltiples organizaciones socioeconómicas, para la representación y el servicio colectivo, comprenden:
- Entidades de representación: uniones, federaciones, confederaciones, asociaciones de segundo grado, dedicadas a la interlocución política y, eventualmente, a la provisión de servicios a sus asociados.
- Redes de intercambios diversos: de consumidores, de información sobre oportunidades de venta, de información sobre precios de compra de medios de vida, etc.
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miércoles, 12 de agosto de 2015
Bioeconomía, el nuevo paradigma de la producción (La Nación, 17/05/2015)
A continuación, una nota de Sebastián Campanario en La Nación acerca de este nuevo campo de la Economía, que implica una forma radicalmente diferente de abordar el estudio de formas de producción, basado en el conocimiento.
"Aunque como tema se puso de moda en la última década, los verdaderos orígenes de la "bioeconomía" se remontan a un tiempo más atrás. Más precisamente, a hace algo menos de dos millones de años, cuando el ser humano (o lo que, en términos evolutivos, devendría en el hombre tal cual lo conocemos hoy en día) comenzó a dominar el fuego. Según el antropólogo inglés Richard Wrangham, fue en esa época cuando se produjo una bisagra: las comidas cocinadas aumentaron la cantidad de energía que se obtenía de los alimentos (y permitieron digerirlas con menor esfuerzo), lo que en el camino evolutivo redundó en cerebros más grandes y sofisticados.
La hipótesis se cuenta en el libro La captura del fuego: cómo cocinar nos hizo humanos, y muchos de los colegas de Wrangham no la aceptan: datan al dominio del fuego en una fecha mucho más cercana. El economista argentino Guillermo Anlló, investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA, apeló a esta discusión para introducir el tema de la bioeconomía en el blog Alquimias económicas, que comparte con otros académicos de la universidad estatal. "Así como nuestra evolución se encuentra indisolublemente atada a la domesticación de los alimentos, hoy la biotecnología está marcando nada menos que nuestro futuro evolutivo", cuenta a la nacion.
Como campo aún en formación, la bioeconomía es un terreno de batalla hasta en lo que hace a su propia definición. Hay grandes intereses geopolíticos de fondo. Mientras que en los Estados Unidos se la trata casi como un sinónimo de la biotecnología, en Europa es casi una mala palabra, por la guerra que lleva adelante la Unión Europea contra los cultivos transgénicos, que lideran Monsanto y otras empresas. "Allí, sin embargo, hay conciencia de que es una agenda de enorme trascendencia, por todo el dilema que tienen con el futuro de los trabajadores agrícolas, la sustentabilidad y la contaminación", marca Anlló.
"La realidad es que cada definición está sesgada por los intereses del organismo de estudios que la propone", explica Cristian Desmarchelier, biólogo y doctor de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, e investigador del Conicet. "Pero podríamos decir que la bioeconomía es la economía basada en la aplicación de conocimientos científicos a la producción sustentable de productos y servicios derivados de la transformación de la biodiversidad", dice el biólogo, en una definición parecida a la que propuso en 2014 el Ministerio de Ciencia de la Nación, donde Desmarchelier es evaluador de proyectos. Estos conocimientos, en un sentido amplio, incluyen aportes de la biotecnología, la nanotecnología y la informática.
"Necesitamos varios planetas para producir lo que demandará la sociedad de consumo en los próximos años, esto es una realidad", dice Jorge "Yoyo" Riva, emprendedor social y especialista en sustentabilidad. Somos algo más de 7000 millones de personas, seremos 9000 millones en 2030 y unos 12.000 millones antes de cambiar de siglo. En un par de décadas, China y la India dejarán de ser protagonistas del motor demográfico y le dejarán este lugar a un gran crecimiento de la población africana. La alusión clásica de la economía como "ciencia que estudia la escasez de recursos" vuelve a ser más válida que nunca, dice Anlló. Además de la catástrofe medioambiental que ello conlleva (esta semana, el semanario británico The Economist tituló que la contaminación ya es al cambio climático lo que el tabaco al cáncer).
América latina, y la Argentina en particular, podrían jugar un papel muy relevante en esta nueva agenda con centro en la bioeconomía, argumenta Lorenzo Basso, experto en bioeconomía y presidente de Ubatec, una sociedad mixta entre la UBA, la UIA, el Gcaba y la CGI, que administra y provee fondos para emprendedores. Para 2050 hay proyecciones que indican que América latina proveerá la mitad de los alimentos del planeta. Para la FAO, la expansión en la producción de alimentos vendrá de una mayor productividad, y sólo un 10% de la expansión de la frontera agrícola.
Según un estudio hecho por los economistas Anlló y Roberto Bisang, la Argentina cuenta con 178 empresas de biotecnología, un número elevado en relación con su PBI (Brasil tiene 237, por ejemplo), además de excelentes recursos humanos en la biología. Algunas de estas firmas son jugadores de primera línea a nivel global, pero aún no forman masa crítica. Bisang hace un paralelismo con los argentinos en la NBA: hay algunos destacados (Ginóbili, Delfino, Scola), pero no alcanzan para formar un equipo entero.
"Lo que plantea la bioeconomía es un verdadero cambio estructural del paradigma productivo, casi una cuestión filosófica. Para desarrollar una bioeconomía sustentable, los procesos deben plantearse en primera instancia a partir del conocimiento de los sistemas biológicos, para luego desarrollar los sistemas productivos sobre la base de esos conocimientos. Pensar "desde el sistema biológico hacia los estados financieros", dice Desmarchelier. Y agrega: "Si la economía del siglo XX se caracterizó por el uso intensivo de los recursos naturales, en este siglo la bioeconomía se vuelca al conocimiento como impulsor de nuevas matrices productivas. Nos referimos al agotamiento e inicio de una transición a otro sistema tecnoeconómico, a un reposicionamiento de enfoque, a una reformulación del sistema económico. De afianzarse este paradigma, quizá nos encontremos enfrentandos a una suerte de segunda Revolución Industrial: la Revolución Industrial del siglo XXI. La Revolución de la Bioeconomía."
Cualquier camino que se elija requerirá trabajo en equipo entre privados, Estado y academia. Retomando la analogía de Bisang sobre la NBA, tres semanas atrás se disparó un debate en Alemania, donde por temas de piratería no funciona el Wi-Fi en la vía pública. Quienes quieren liberar Internet argumentan que el país está perdiendo el tren de la revolución de la economía colaborativa y de la cooperación, cuenta Darío Laufer, creativo digital. Para apoyar esta idea, se recurrió al Mundial de Brasil, donde un equipo con individualidades de menor calidad técnica (Alemania) derrotó a uno de jugadores más talentosos, pero de peor dinámica grupal (la Argentina). En el fútbol (y en el básquet en este caso) a veces está todo."
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