En la entrada anterior se analizó de qué modo un paciente puede llegar a internarse: a través de un evento programado o en forma espontánea, a través de la central de emergencias.
Ahora examinaremos algunas cuestiones relativas a los financiadores de estos pacientes. Es decir, aquellas entidades encargadas de solventar los servicios médicos.
Para que un paciente se pueda atender en un sanatorio privado debe:
- Costearse los servicios demandados
- Estar afiliado a alguna entidad financiadora que tenga contrato con el sanatorio
En este último caso, pueden presentarse alternativas:
- Que la entidad financiadora otorgue plena libertad a sus afiliados para atenderse en cualquier centro contratado
- Que no sea así, y dirija la atención a determinadas instituciones
Desde el punto de vista del prestador (clínica o sanatorio), el perfil de los financiadores contratados podrá variar entre:
- Quienes contratan al sanatorio en forma integral, en cuyo caso sus afiliados utilizarán una variada gama de servicios, tanto ambulatorios como de internación o de emergencias
- Quienes sólo derivan pacientes de ciertas patologías. En general, se trata de servicios de cierta complejidad que requieren internación. Es escasa la utilización de servicios ambulatorios.
Esto implica que no todos los servicios médicos serán empleados por todos los financiadores. Por ello, es preciso conocer cuál es la mezcla de productos facturados por financiador. Adicionalmente, es importante comparar los precios a los que cada uno ha contratado servicios.
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